Existe un negocio criminal que mueve más de 80.000 millones de euros al año, se sustenta con el sufrimiento animal y en la actualidad ostenta el cuarto puesto de negocios ilícitos más rentables del mundo, por detrás del tráfico de drogas, el de bienes falsificados y el de personas; se trata del tráfico ilegal de animales.

España, un país tradicionalmente de tránsito entre las zonas de origen (África y Latinoamerica) y las destinatarias (Asia), en ocasiones también se convierte en demandante de este tipo de animales desnaturalizados. Buena cuenta de ello da una de las mayores incautaciones de especies protegidas, disecadas ilegalmente en nuestro país, presentada este martes por la Guardia Civil.

En la provincia de Alicante, repartidos entre una nave y un taller, se escondían más de 200 ejemplares de especies protegidas. Entre los animales decomisados se encontraban leones africanos, primates, rinocerontes blancos, linces y tigres de bengala, entre otros.

El hallazgo, posible gracias a la intervención de las Patrullas de Protección de la Naturaleza (Papronas) de Monóvar y Alicante, ha culminado con la investigación de seis personas.

Según han explicado la teniente Pellicer y el capitán de Diego, del Seprona, durante el transcurso de una Jornada sobre ‘Periodismo y Lucha contra el Tráfico Ilegal de Especies’, el destino de los ejemplares incautados era su exhibición como trofeos de caza.

Anunciados en Internet

La denominada operación Taxideralia, comenzó el año pasado cuando la Guardia Civil detectó en internet un gran número de anuncios de venta de animales disecados. Muchas de las especies mostradas en fotografías están en peligro de extinción y su venta se prohíbe a nivel internacional.

Todos compartían un número de teléfono, perteneciente a una empresa de construcción de la localidad alicantina de Monóvar. Tras contactar con el titular, los agentes pidieron ver los ejemplares. Dentro de la nave de dos plantas en la que fueron citados, en unos 200 metros cuadrados, se atesoraban más de 60 piezas de animales procedentes de territorio nacional y de África.

Este primer hallazgo impulsó a los agentes a buscar al taxidermista detrás de los embalsamamientos, puesto que la nave sólo era un almacén a modo de muestrario para la venta. Valiéndose de nuevo de Internet como fuente primaria, la Guardia Civil descubrió un discreto anuncio de servicios de taxidermia en esa misma zona, este destacaba poseer más de 25 años de experiencia.

Taxidermia ilegal

Finalmente, se localizó al autor, que realizaba la actividad sin ningún tipo de acreditación profesional, ni licencia. Al carecer de permisos, todos los desechos tanto orgánicos como químicos, derivados de su actividad, terminaban en la red de alcantarillado, con el consiguiente riesgo para la salud pública.

El taxidermista tenía en su poder numerosas piezas disecadas, muchas de ellas protegidas por el convenio CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres), además de partes de animales como patas de jirafa y de elefante (utilizadas como taburetes) o caras y cráneos de primates. El embalsamador no pudo acreditar la procedencia legal de ninguno de los ejemplares.

La Guardia Civil no cuenta con una estimación del precio que podrían alcanzar las piezas en el mercado, aunque adelantan que el valor total de los ejemplares disecados «podría ser muy alto». Por ejemplo, una de las piezas, en concreto un leopardo, se ofertaba por 8.000 euros.

El cuarto negocio criminal más lucrativo

España es un país de tránsito en el tráfico ilegal de especies silvestres, debido a la cercanía con África y a ser la puerta fronteriza de Europa. Pero no sólo hace las veces de intermediario, según datos de la Oficina de Drogas y Crimen de Naciones Unidas, el 31% de las pieles de reptiles incautadas a nivel mundial, entre 2005 y 2014, tenían a España como destino final.

Por eso, en 2018 se aprobó el Plan de Acción Español contra el Tráfico Ilegal y el Furtivismo Internacional de Especies Silvestres, convirtiéndose España en el primer país de la UE que adapta al contexto nacional el europeo.

Además, los datos demuestran que esta actividad está en auge. En el año 2007 se abatieron ilegalmente 13 rinocerontes, mientras que en 2014 la cifra ascendió hasta los 1.200. En el caso del rinoceronte negro (especie en peligro crítico), su población ha disminuido de 100.000 ejemplares en 1960 a 5.000 en 2016.

Para hacerse una idea de lo lucrativo que puede llegar a ser este negocio criminal, el precio del kilo de cuerno de rinoceronte puede alcanzar un valor de 90.000 euros, mientras que el de cocaína rondaría los 35.000. Una de las razones es el auge de la medicina tradicional china que atribuye falsamente, a ciertas partes de animales, propiedades anticancerígenas, como ocurre con la bilis de oso. En palabras de los especialistas de la Guardia Civil, «detrás de cada trofeo existe el sufrimiento de un animal».

Fuente: RAQUEL DÍAZ / EL MUNDO,

Artículo de referencia: https://www.elmundo.es/ciencia-y-salud/ciencia/2019/02/12/5c631f32fdddffbc608b469c.html,



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