El presidente de las islas Cook, en el Pacífico, cerró el archipiélago a la mayoría de extranjeros, a pesar de que el turismo supone más de dos tercios del PIB del pequeño Estado oceánico.

Con el coronavirus viajando por doquier, en marzo los vuelos a las exóticas islas Cook, en el Pacífico, empezaron a cancelarse, dejaron de amarrar a puerto los cruceros y las restricciones en la frontera fueron tan duras que prácticamente ningún extranjero podía entrar en el país, salvo los de Nueva Zelanda, país del que las Cook son Estado libre asociado.

«La gente, no el dinero», había declarado a principio de ese mes el primer ministro, Henry Puna, que se puso como objetivo proteger a la población, de solo 17.500 personas, del mal que lo amenazaba como al resto del mundo, pero que aún no se había cobrado ninguna víctima entre los cookianos.

La decisión no le sale gratis a los habitantes de unas islas que dependen del turismo como la principal fuente de ingresos de su economía: más de dos tercios se deben a la actividad turística, recoge Bloomberg Businessweek. En 2019, las llegadas internacionales marcaron un hito: subieron un 37% con respecto a las cifras de cinco años atrás: 171.550 personas visitaron el país, ha vivido una un boom de vivienda turística.

La construcción de edificios para acoger a los turistas y el auge de Airbnb son dos ejemplos de este brío económico, que ha duplicado en una década del PIB per cápita. Desde 2014, el PIB ha crecido cada año en torno al 5%, salvo en 2017, cuando creció un 9,5%. Pero este año caerá un 60%, según las previsiones de la Cámara de Comercio local.

Islas Cook

El pasado mes de febrero, cuando ya se conocían que los contagios habían hecho acto de presencia en numerosos países, los cruceros seguían llegando a las islas. Uno, el MS Amsterdam, con 1.300 pasajeros, amarró en Avarua, la capital del país. Los habitantes se refugiaron en sus casas, temerosos de contagiarse.

Pero cuando el número de infecciones se hizo especialmente alto en Nueva Zelanda, los responsables políticos de las islas se pusieron en alerta: el país usa la moneda neozelandesa y hay vuelo diario con Nueva Zelanda. Las pequeñas islas cuentan con 22 médicos, 110 enfermeros y solo dos respiradores, recursos insuficientes para hacer frente a una pandemia.

El presidente cerró el país a la mayoría de extranjeros, salvo a los neozelandeses (los cookianos tienen pasaporte de ese país). «Había empresas cuyos ingresos se han ido casi a cero en cuanto el último vuelo despegó del país», asegura el ministro de Finanzas de las islas, Mark Brown, que ha lanzado un rescate equivalente a 54 millones de euros, un 11% del PIB, y un cheque de 225 euros para pensionistas y grupos vulnerables.

El Gobierno también ha concedido subsidios a los trabajadores más afectados. Además, durante tres meses, la electricidad será gratis para todos los cookianos. La Cámara de Comercio de islas Cook calculó en abril que los ingresos caerían una media del 90% en los siguientes tres meses.

Fuente: EL PAÍS,

Artículo de referencia: https://elpais.com/internacional/2020/06/01/mundo_global/1590995959_714580.html,



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