El texto denominado "El futuro que queremos", aprobado por todas las delegaciones presentes en la cumbre, está preparado para ser presentado a los Jefes de Estado y Gobierno que participan hasta el viernes en esta reunión mundial.

Las preocupaciones sobre el cambio climático y la deforestación han dejado de ser lejanas para capturar finalmente la atención del mundo, lo que ha permitido la firma de un tratado global sobre biodiversidad y un proceso de toma de decisiones que dio lugar en su día a la suscripción del Protocolo de Kioto.

Sin embargo, el foco mundial está puesto en la actualidad en la crisis económica y no en la ambiental en la toma de decisiones que allanaron el camino para la suscripción del Protocolo de Kioto. Sin embargo, ahora, la preocupación de los líderes globales está puesta en otro lado. Por eso, aunque se prevé que más de 50.000 personas lleguen a Río de Janeiro para participar, se esperan pocos resultados concretos en vista de las demandas recogidas en el texto "El futuro que queremos".

El mejor de los escenarios, supondría una clarificación de las llamadas "metas para un desarrollo sostenible", un conjunto de objetivos económicos, ambientales y sociales cuyos defensores creen que podrían llevar al mundo hacia el camino del desarrollo.

Ante una posible desviación del foco, el negociador principal de Brasil, Luiz Alberto Figueredo, ha advertido de que el encuentro tiene el objetivo de realizar una reflexión en el largo plazo y no sobre crisis que podrían ser resueltas en uno o dos años.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, así como los máximos responsables de Alemania y Gran Bretaña, no acudirán a la cita, mientras que los líderes de Alemania y Gran Bretaña tampoco serán de la partida. El presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, sí acudirá a la cita brasileña.

Pese al nivel de expectativas, algunas voces se han alzado para defender este encuentro. Por ejemplo, el expresidente estadounidense Bill Clinton, durante una conferencia telefónica sobre temas ambientales, calificó a Río+20 como una importante "conferencia de trabajo".

"Todo el mundo ha hecho los discursos que podía hacer", dijo Clinton el lunes, señalando que las delegaciones de Estados Unidos y Europa serían productivas pese a la ausencia de los principales jefes de Estado. Su esposa, la secretaria de Estado Hillary Clinton, liderará la delegación estadounidense.

Foco en desarrollo, no en medio ambiente

Por su parte, Brasil, una voz importante en el debate ambiental mundial al albergar la mayor selva del mundo, busca moderar las esperanzas de los ecologistas que quieren repetir la cumbre de 1992.

"La cumbre no puede ser solamente sobre el medio ambiente. Tiene que ser sobre desarrollo", ha explicado el ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Antonio Patriota. Sin embargo, las organizaciones ecologistas advierten de que el planeta está peor ahora que hace dos décadas.

Una diferencia clave con la cumbre de 1992 es que ese encuentro fue la culminación de años de trabajo sobre negociaciones para forjar algunas de las primeras reglas internacionales sobre medio ambiente de la historia. Esta vez, en cambio, es el comienzo de un proceso para establecer las denominadas "metas para un desarrollo sostenible".

Una vez establecidas, las metas se sumarían a otra serie de objetivos, conocidos como los objetivos del milenio, que los miembros de Naciones Unidas prometieron cumplir al menos en 2015. Estas metas incluyen erradicar el hambre y la pobreza extrema, mejorar el acceso a la educación y reducir la mortalidad infantil.

Las negociaciones de la ONU están activando un proceso que requiere encontrar puntos en común entre los 139 países miembros y estrechar enormes diferencias en las prioridades del mundo rico y en desarrollo. Sin embargo, las delegaciones que preparan la declaración final del encuentro no han logrado en los últimos días acercar las posiciones. Después de que los planes para elaborar un borrador para el fin de semana fracasaran, las delegaciones están luchando ahora por tener algo listo para cuando sus líderes lleguen a Río.

Río prepara mientras la logística del encuentro, el cual generará trastornos de tránsito para sus residentes. Entre los asistentes a la cumbre se encuentran el presidente ruso, Vladimir Putin, el primer ministro chino, Wen Jiabao, y el presidente iraní, Mahmoud Ahmadinejad.

La Conferencia de Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible, RÍO+20 pretende actualizar el compromiso global de salvar la Tierra con un crecimiento y desarrollo de los pueblos que sea sostenible en lo económico, ambiental y en lo social. Sin embargo, pese a que la España "le va a poner todas las ganas" en alcanzar un acuerdo global, a tres días del inicio del tramo ministerial, el borrador apenas alcanza un 20% de consenso.

El secretario de Estado de Medio Ambiente, Federico Ramos de Armas, que se encuentra en Río de Janeiro desde el pasado domingo, apuntó recientemente que respecto a la propuesta actual "todavía hay muy poco acuerdo". Por eso, admitió que "habrá que llegar y hacer un esfuerzo por llegar a un consenso". "Serán días largos de negociación -ha augurado- en los que España tiene su postura coordinada con la Unión Europea".

España hará todos los esfuerzos

En este sentido, ha asegurado que España va a hacer todos los esfuerzos posibles para que de la cumbre de Rio+20 salga un acuerdo y un resultado positivo.

A su juicio, en las negociaciones brasileñas España debe aprovechar sus lazos culturales, históricos y de lenguaje con los países de América Latina para tratar de facilitar un acuerdo. La delegación española estará encabezada por el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y también participará el ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete.

Por su parte, el secretario federal de Ordenación del Territorio y Sostenibilidad del PSOE, Hugo Morán, ha asegurado que "es evidente que el Gobierno de España no acude a la Cumbre de Río por razones ambientales". "Nuestro país será la oveja negra dentro del concierto europeo de liderazgo en el tránsito hacia la sostenibilidad como meta irrenunciable", ha asegurado.

Para Morán, resulta anacrónico que, al tiempo que el Ministerio de Medio Ambiente "predica a los cuatro vientos las teóricas prioridades para las que España reivindicará soluciones inmediatas a la comunidad internacional (energía, agua y océanos)", la acción de gobierno del Partido Popular se ha fijado como objetivos a batir la sostenibilidad energética, la mercantilización del agua o la especulación sobre la costa.

Críticas de los ecologistas

Por su parte, organizaciones ecologistas españolas agrupadas en la Coalición Clima, han advertido que, veinte años después, el concepto de desarrollo sostenible "no ha servido para avanzar globalmente en la conservación de la biodiversidad, la justicia social o la lucha contra el cambio climático".

En este sentido, critican que el concepto de desarrollo sostenible "ha sido instrumentalizado por empresas y gobiernos para seguir manteniendo la lógica del crecimiento económico ilimitado".

"Las organizaciones integrantes de Coalición Clima urgimos a que se avance hacia la verdadera sostenibilidad, denunciando el enfoque excesivamente economicista de la cumbre de Río+20 y su pobre ambición con relación a la necesidad de transformar el actual modelo económico de desarrollo hacia uno más sostenible, justo y equitativo", denuncian.



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