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Los planetas nacen ya con una importante reserva de moléculas precursoras de la vida. Ese es el espectacular resultado obtenido por un extenso equipo de investigadores de decenas de instituciones científicas de tres continentes tras analizar las «huellas dactilares» de la luz emitida por los discos de material alrededor de cinco estrellas jóvenes, discos a partir de los cuales se forman después los planetas. Se trata de uno de los mayores esfuerzos científicos realizados hasta ahora para determinar lo común podría ser la vida en otros lugares del Universo.

El trabajo, que fue llevado a cabo con el interferómetro ALMA, un enorme radiotelescopio formado por 66 antenas individuales (de siete y doce metros de diámetro cada una) y operado por investigadores de Europa, Norteamérica y Asia, consta de veinte artículos diferentes, numerados bajo el epígrafe «MAPS» (Moléculas con ALMA a escalas de formación planetaria). Todos ellos se publicarán próximamente en una edición especial de The Astrophysical Journal Supplement Series. Los veinte artículos, sin embargo, se pueden consultar ya en el servidor de prepublicaciones arXiv.

John Ilee, de la Universidad de Leeds y primer firmante de uno de los artículos (el IX), asegura que en su conjunto, los hallazgos sugieren que las condiciones químicas básicas que dieron lugar a la vida en la Tierra podrían existir también en muchos otros mundos de la Galaxia.

Los ‘ladrillos’ de la vida de los planetas

La «significativa reserva» de grandes moléculas orgánicas fue identificada en el interior de discos protoplanetarios alrededor de estrellas recién nacidas. Cuando nuestro Sistema Solar se estaba formando, un disco similar también rodeó al joven Sol. Y a partir de ese disco, hecho del material sobrante de la formación de nuestra propia estrella, surgieron poco después los planetas que ahora integran nuestro Sistema Solar.

La presencia de esas moléculas resulta significativa porque constituyen un paso intermedio entre moléculas más simples basadas en carbono, como el monóxido de carbono, que se encuentra en abundancia en el espacio, y las moléculas más complejas que se requieren para crear y mantener la vida.

El equipo de Ilee, formado por astrofísicos de 16 universidades diferentes, se centró en estudiar la existencia, ubicación y abundancia de esas moléculas precursoras.

En palabras del investigador, «estas grandes moléculas orgánicas complejas se encuentran en varios entornos por todo el espacio. Estudios anteriores habían sugerido que estas moléculas son los ‘ingredientes crudos’ necesarios para construir otras moléculas, que a su vez son los componentes esenciales en la química biológica de la Tierra, creando azúcares, aminoácidos e incluso los componentes del ácido ribonucleico (ARN), si se dan las condiciones adecuadas. Sin embargo, muchos de los entornos donde encontramos estas moléculas orgánicas complejas están bastante lejos de dónde y cuándo pensamos que se forman los planetas. Queríamos entender más sobre dónde exactamente y en qué cantidad estaban presentes estas moléculas en los lugares de nacimiento de los planetas: los discos protoplanetarios».

Todo empieza en los discos protoplanetarios

Los discos protoplanetarios, en efecto, «alimentan» a los jóvenes mundos que se van formando en su interior y hacen posible que sigan creciendo. La Tierra joven, por ejemplo, fue ampliamente surtida de material del disco a través de los impactos de los asteroides y cometas que se habían ido formando por acreción en el propio disco protoplanetario alrededor del Sol.

Pero los científicos no estaban seguros de si todos los discos protoplanetarios, es decir, los que rodean a otras estrellas recién nacidas, también contienen depósitos de moléculas orgánicas complejas capaces de crear a su vez otras moléculas biológicamente significativas.

El estudio de Ilee y sus colegas está comenzando a responder a esa pregunta. De hecho, los investigadores hallaron las moléculas en cuatro de los cinco discos observados. Y además, en una cantidad considerablemente mayor de lo que esperaban.

Según Ilee, «ALMA nos ha permitido, por primera vez, buscar estas moléculas en las regiones más internas de estos discos, en escalas de tamaño similares a nuestro Sistema Solar. Nuestro análisis muestra que las moléculas están ubicadas principalmente en esas regiones internas, con abundancias entre 10 y 100 veces más altas de lo que los modelos habían predicho”.

En otras palabras, lo importante es que se han encontrado alrededor de otras estrellas los mismos «ingredientes» (y en gran cantidad) necesarios para el surgimiento de la vida en la Tierra. Por lo que es posible que esas mismas moléculas estén igualmente disponibles en todos los entornos de formación de planetas.

Averiguar si también existen moléculas aún más complejas

El equipo tratará, a partir de ahora, de averiguar si también existen moléculas aún más complejas en los discos protoplanetarios «a disposición» de los mundos que se van formando.

Según Ilee, es algo muy posible, ya que «si hemos encontrado estas moléculas en cantidades tan grandes, nuestro conocimiento actual de la química interestelar sugiere que también deberían ser observables moléculas aún más complejas. Esperamos poder utilizar ALMA para buscar los siguientes escalones de complejidad química en estos discos. Si los detectamos, estaremos aún más cerca de comprender cómo los ingredientes ´crudos´ de la vida se pueden ensamblar alrededor de otras estrellas».

Fuente: José Manuel Nieves / ABC,

Artículo de referencia: https://www.abc.es/ciencia/abci-planetas-nacen-propia-reserva-moleculas-necesarias-para-vida-202109170031_noticia.html,



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