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Hoy en día, los huertos urbanos son porciones de tierra al aire libre en suelo urbano que se utilizan para el cultivo de frutas y verduras a escala doméstica. Además de servir como producción de alimentos para consumo propio, cuentan con una finalidad social, educativa, de ocio, medioambiental y participativa.

Huertos urbanos

Esta iniciativa ha ido adquiriendo popularidad progresivamente en los países occidentales. Aunque es complicado recoger datos dada en parte la informalidad de su organización, el informe de la Agricultura urbana en España indica que el número de huertos urbanos pasaba hace ya varios años de los 20.000 en nuestro país. Por el contrario, a principios de siglo apenas ocupaban ocho zonas urbanas.

Desde que el ser humano comenzara a practicarla durante el Neolítico, la agricultura ha estado ligada al desarrollo de la especie humana y ha desempeñado un papel clave en la economía y en la modelación del paisaje.

Sin embargo, las primeras manifestaciones de lo que hoy en día conocemos como «agricultura urbana» comenzaron después de la Segunda Guerra Mundial en Estados Unidos. Los victory gardens war gardens se convirtieron en la fuente de hasta el 40% de la alimentación en una época en la que el país no podía depender de las importaciones.

Efectos de la agricultura urbana

A nivel general, son innegables los efectos positivos que la agricultura urbana tiene sobre las ciudades: facilita alimentos frescos a la población, construye zonas verdesrecicla desechos municipales y fortalece a las ciudades frente al cambio climático. Según la FAO, «cultivar fruta y hortalizas en las ciudades y sus alrededores incrementa el suministro de productos frescos y nutritivos. También mejora el acceso económico de los grupos urbanos pobres a los alimentos».

Básicamente, los huertos urbanos son islas de vegetación que filtran los contaminantes atmosféricos de los focos de contaminación de las ciudades. Según el estudio «Impactos positivos de los huertos urbanos en la ciudad de Madrid», realizado por el Centro de Innovación en Tecnología de la Universidad Politécnica de Madrid: «la reducción de dióxido de nitrógeno y ozono troposférico en el aire por la acción de varios huertos urbanos en la ciudad de Madrid es notable».

Solamente por el efecto de cuatro de los huertos urbanos de Madrid, «la ciudad ahorra alrededor de 40.000 € anuales por la mejora de la salud humana derivada de una mayor calidad del aire».

Por otro lado, los huertos urbanos son lugares de encuentro en los que se producen interacciones sociales. Su principal función no suele ser la alimentaria, sino la de facilitar un ocio alternativo y contacto con la naturaleza. Estas interacciones interpersonales pueden dar lugar a transformaciones en los hábitos de consumo.

El mencionado estudio muestra que hay una tendencia al cambio entre las personas que se implican en el cuidado de un huerto urbano. La elección de un sistema de producción ecológico, de alimentos de proximidad y de productos de temporada ofrecen, a su vez, una gran oportunidad de reducción de las emisiones.

Huertos escolares

Los huertos escolares merecen una mención aparte dentro de la agricultura urbana. Son parcelas para actividades formativas, especialmente orientadas a escolares. Uno de sus principales objetivos es potenciar una educación agrícola y medioambiental sana, además de crear un ambiente motivador y positivo para el alumnado.

La FAO sostiene que son un medio comprobado para promover la nutrición de los niños, que así se familiarizan con la horticultura. Además de proporcionarles fruta y hortalizas frescas, cuando esto se repite en casa, también mejoran la nutrición de toda la familia. En los últimos 10 años la FAO ha proporcionado instrumentos, semillas y capacitación para establecer miles de huertos escolares en más de 30 países.

Fuente: STOP CAMBIO CLIMÁTICO,

Artículo de referencia: https://stopcambioclimatico.es/2021/09/01/huertos-urbanos-calidad-vida-ciudades/,



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