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La temperatura global de la Tierra cada vez es más alta. Desde finales del siglo XIX, la temperatura media ha aumentado 1,2 grados centígrados.

Esto es fruto del impacto de las actividades humanas, especialmente de las emisiones de gases de efecto invernadero. Aemet, la Agencia Estatal de Meteorología ya ha dado aviso. Si se mantiene el ritmo de aumento de emisiones que se viene dando desde la Segunda Guerra Mundial, cuando se disparó el uso de combustibles fósiles, a finales de siglo tendremos 5 ºC más que en la época preindustrial.

Temperatura

Si la temperatura supera en unos 2º centígrados a la que había en el período pre-industrial, podrían producirse cambios irreversibles con efectos catastróficos. Este aumento también modificaría la temperatura de las aguas que nos rodean, lo que está asociado a la aparición de fenómenos atmosféricos más virulentos. Además, el incremento general de temperaturas también influye en la subida del nivel del mar. Se calcula que para el año 2100 podría ser de hasta tres metros.

El Acuerdo de París de 2015 fija que el aumento de la temperatura debe mantenerse lo más cerca posible a 1,5 °C. No obstante las predicciones científicas alertan de que esta cifra llegará a superarse entre 2030 y 2050. Sin embargo también señalan que, si tomamos medidas urgentes, es posible que pueda reducirse y estar por debajo hacia el año 2100.

Hacia la descarbonización

Según un informe de la ONU, las emisiones de carbono globales deben descender un 7,6% cada año hasta 2030 para evitar una subida de temperaturas superior a 1,5º C.

La reducción de emisiones es algo absolutamente necesario y urgente, ya que el sistema climático tiene una alta inercia. Esto quiere decir que lo que hagamos mal hoy tendrá repercusión durante muchos años. Aunque ahora actuemos de forma rápida, contundente y efectiva, tenemos calentamiento asegurado durante décadas.

La descarbonización se ha acelerado desde 2010. A pesar de que las emisiones de carbono totales han aumentado, el abandono del uso de los combustibles fósiles de manera progresiva podría ayudar a provocar un descenso significativo de las emisiones. La descarbonización a gran escala debida a la optimización de la eficiencia energética, así como las energías solar y eólica, posibilitará alcanzar los objetivos del Acuerdo de París si se toman medidas urgentes.

A la cabeza en energía renovable

En los últimos meses parece que se ha alcanzado un punto crítico de conciencia social, empresarial y gubernamental. Estos puntos críticos podrían convertir a la década de 2020 en la de transición económica más rápida de la historia.

Las empresas energéticas tienen su responsabilidad y, en este sentido, líderes globales como Iberdrola ya han tomado medidas para encabezar la transición energética. Con una inversión de 150.000 millones de euros hasta 2050, consolidando su modelo de negocio, basado en energías renovables.

A día de hoy, más del 60 % de su capacidad de generación de energía procede de renovables. Es líder mundial en energía eólica. Y en el año 2020, las emisiones de CO₂ por MWh generado se mantienen entre las más bajas de las empresas energéticas a nivel nacional e internacional.

El cambio climático tiene un efecto dominó, lo que complica seriamente todo el panorama. por lo que el principal reto a corto plazo será minimizar los elementos que lo provocan. Sin embargo, la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, puede mejorar significativamente el problema y evitar sus peores consecuencias.

Fuente: STOP CAMBIO CLIMÁTICO,

Artículo de referencia: https://stopcambioclimatico.azurewebsites.net/2021/06/30/aumento-temperatura-global/,



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