La agroalimentación representa una de las actividades económicas con mayor impacto a nivel internacional, da respuesta a una necesidad básica del ser humano: el acceso a la alimentación.

El consumo de estos bienes representa cerca del 39% del gasto total a nivel global y, sólo en la Unión Europea, da trabajo a 44 millones de personas. Igualmente, este sector es un pilar económico para España, puesto que aporta más del 11% del PIB.

No podría ser de otra manera, ya que nuestro país dispone de una geolocalización y clima idóneos para el desarrollo de producción hortofrutícola, así como cárnica y pesquera.

Producción nacional

La producción nacional se eleva a 27,8 millones de toneladas anuales -datos de 2017-, la mayoría de hortalizas (54%), seguida de frutas (38%) y patata (8%). La misma tendencia ascendente siguen las exportaciones, siendo España el proveedor de la cuarta parte de las frutas y hortalizas que se consumen en el conjunto europeo.

Además, somos uno de los tres principales exportadores del sector a nivel mundial, junto con China y Estados Unidos. La Marca España, vinculada con la dieta mediterránea -Patrimonio de la Humanidad desde 2010-, es una de las más reconocidas y mejor posicionadas.

Pero la trascendencia de esta industria va más allá de la economía, tiene implicaciones sobre el bienestar y la salud de los consumidores, las condiciones laborales de sus profesionales y el empleo de los recursos naturales del planeta.

Se trata de un mercado transversal, central en las agendas internacionales -como la Agenda 2030-, y con un gran potencial de transformación desde la triple perspectiva de la sostenibilidad: económica, social y medioambiental.

Proteger el sector agroalimentario

Con la intención de proteger el sector agroalimentario -que incluye al sector primario, al industrial y al de distribución-, el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (MAPAMA) ha desarrollado el «Programa para la Sostenibilidad Integral de la Industria Agroalimentaria», que recoge cuatro medidas enfocadas a mejorar las condiciones ambientales, sociales y económicas de la industria; el portal web REDSOSTAL; la herramienta de autoevaluación en sostenibilidad e-SIAB, el «Decálogo de sostenibilidad integral de la industria agroalimentaria»,o la creación de un grupo interministerial.

Asimismo, el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad (MSSSI) contempla la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN). La Federación Española de Industrias de la Alimentación y Bebidas (FIAB) también es un motor de empuje del sector agroalimentario.

La reciente feria Alimentaria 2018, ha sido un marco estratégico idóneo para fomentar las relaciones comerciales entre países. La gran apuesta internacional de la Federación en este espacio han sido los «Food&Drink Business Meetings», encuentros de negocio para incentivar aún más las exportaciones de nuestros alimentos y bebidas, al mismo tiempo que favorecer la proyección de nuestra identidad cultural desde el punto de vista gastronómico.

Esta feria bienal, celebrada en Barcelona, supone el mayor escaparate de productos españoles de calidad y es un foco de atracción para los compradores internacionales de todo el mundo, resultando ser una lanzadera hacia la salida al exterior, en especial para las pymes del sector. Sólo en esta edición, ha habido más de 3.900 empresas expositoras de 65 países y 11.200 encuentros de negocios programados.

Fuente: Corresponsables / Tatiana Márquez,



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