La isla de los fantasmas 

Cuando un lugar se convierte en escenario de una masacre, la sombra del infausto recuerdo parece proyectarse para siempre sobre él. Los libros de historia relatan una y otra vez lo sucedido sobre esa tierra, profundamente marcada por la muerte y su memoria. El pasado puede llegar a estar tan presente que esta clase de lugares quedan deshabitados, pasando a ser rincones que todo el mundo preferiría desterrar al olvido. Algo así ocurre con Daksa, en Croacia, también conocida como "isla de los fantasmas".

Llegamos a este pequeño punto en el mar Adriático a través de The Bohemian Blog. Allí se nos habla de su monasterio franciscano de 1281, su faro y su voluptuosa naturaleza. Aunque su superficie es de apenas 0.07 kilómetros cuadrados, Daksa es un paraje hermoso, agradable a la vista. 

¿Cómo es posible que no lloviesen ofertas por ella en cada una de las ocasiones en que ha estado a la venta? Los acontecimientos que presenció hace algo más de siete décadas explican que haya permanecido deshabitada y sin uso durante años.

El 18 de octubre de 1944 los partisanos yugoslavos llegaron a Dubrovnik, al sur de Croacia. Arrestaron a decenas de personas, acusándolas de haber colaborado con los nazis durante la II Guerra Mundial. Todavía no está del todo claro cuántas fueron trasladadas a Daksa unos días más tarde para ser ejecutadas, sin ningún tipo de proceso judicial de por medio. Algunas fuentes sitúan la cifra en torno a cincuenta, otras aseguran que podrían ser incluso el doble. En 2010 se anunció que se habían encontrado 48 cadáveres en la isla.

No se ha podido certificar la identidad de todos ellos. Sí se sabe que Niko Koprivica, por aquel entonces alcalde de Dubrovnik, fue uno de los ejecutados en Daksa, junto a otras personalidades relevantes de la ciudad. A los familiares de los desaparecidos se les prohibió navegar hasta la isla para recoger los restos de sus seres queridos. Era un lugar al que nadie debía ir; y el paso del tiempo lo ha convertido poco a poco en un lugar al que nadie desea ir.

No es fácil dar con alguien dispuesto a llevar su embarcación hasta su costa, pese a tratarse de un trayecto de pocos minutos desde Dubrovnik. Los pescadores locales cuentan que por la isla vagan aún los fantasmas de quienes perdieron la vida en ella. Tan oscura es su fama que no aparecieron posibles compradores en 2013, cuando fue puesta en venta por dos millones de euros. Tampoco hubo demasiado interés cuando el precio se rebajó a 1.7 millones. Probablemente no haya fantasmas en Daksa, pero el peso de la historia es suficiente para que casi todos prefieran mantenerse lejos de allí.



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