El aumento en la producción de biocombustibles ha causado efectos colaterales como el aumento de precios de productos agrícolas y alimentarios, y el incremento de las emisiones contaminantes, destacó un reporte de la FAO.

En su reporte «El Estado Mundial de la Agricultura y la Alimentación» 2008, la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) reconoció que los biocombustibles ofrecen oportunidades, pero también riesgos.

Al presentar el informe en rueda de prensa, el director general de la FAO, Jacques Diouf, subrayó que las políticas sobre producción de bicombustibles tienden a favorecer a productores de algunos países desarrollados, frente a la mayoría de países en desarrollo.

De acuerdo al reporte, las políticas y subvenciones de biocombustibles deberían ser reconsideradas con urgencia para mantener el objetivo de la seguridad alimentaria mundial.

Así como para proteger a los campesinos pobres, promover un desarrollo rural de amplia base y asegurar la sostenibilidad medioambiental.

«Una mayor producción y empleo de biocombustibles no contribuirá necesariamente a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero tanto como previamente se había supuesto», reveló el informe.

Señaló que aunque algunas materias primas de los biocombustibles como el azúcar pueden generar unas emisiones de gases de efecto invernadero considerablemente inferiores, no sucede lo mismo con muchas otras.

Precisó que el mayor impacto de los biocombustibles en las emisiones de gases de efecto invernadero viene determinado por el cambio del uso de la tierra.

«Los cambios en el uso de la tierra -por ejemplo la deforestación para satisfacer la creciente demanda de productos agrícolas – son una gran amenaza para la calidad del suelo, la biodiversidad, y las emisiones de gases de efecto invernadero», apuntó Diouf. De acuerdo al informe, los criterios de sostenibilidad basados en las normas internacionales acordadas podrían ayudar a mejorar el impacto medioambiental de los biocombustibles, pero no deberían crear nuevas barreras comerciales para los países en desarrollo.

Dijo que la producción de biocombustibles basada en productos agrícolas creció más del triple entre 2000 y 2007, y ahora supone casi el 2.0 por ciento del consumo mundial de combustibles para el transporte.

Se espera –añadió- que este crecimiento continúe, aunque la contribución de los biocombustibles líquidos (principalmente etanol y biodiesel) para la energía del transporte, y, más aún, para el consumo energético mundial, seguirá siendo limitada.



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