FUENTE: PIXABAY

Según las nuevas previsiones de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), la época de los combustibles fósiles llegará a su fin para comienzos de la próxima década. La demanda de los tres principales combustibles fósiles -gas, carbón y petróleo- va a disminuir drásticamente antes del año 2030 gracias al crecimiento imparable de las energías renovables y la comercialización de los vehículos eléctricos.

Durante muchos años, Europa ha tenido una gran dependencia de los combustibles fósiles rusos. La invasión de Rusia a Ucrania, cuyo conflicto bélico aún no ha acabado, ha acelerado el interés de la mayoría de los países por las energías renovables. De esta forma, el mundo se dirige a la tan ansiada transición energética para hacer frente a la crisis climática y cumplir con los objetivos climáticos de reducción de emisiones de gases contaminantes.

Fatih Birol, director de la Agencia Internacional de la Energía, afirma que las nuevas proyecciones indican que la época de los combustibles fósiles va a llegar a su fin esta década:

En el sector energético tradicional existe un tabú que impide sugerir que la demanda de los tres combustibles fósiles pueda entrar en declive permanente. A pesar de que a lo largo de los años se ha hablado repetidamente del pico del petróleo y del pico del carbón, ambos combustibles están alcanzando máximos históricos, por lo que es más fácil rebatir cualquier afirmación de que pronto podrían estar en declive. Pero, según las nuevas proyecciones de la AIE, esta era de crecimiento aparentemente incesante va a llegar a su fin esta década, con importantes consecuencias para el sector energético mundial y la lucha contra el cambio climático.Fatih Birol

¿El fin de los combustibles fósiles acabará con el calentamiento global?

La energía eólica, junto con la energía solar, son las energías renovables que más se utilizan en todos los países del mundo. Además, ambas se plantean como una de las principales soluciones para acelerar la transición energética y lograr el ansiado objetivo de la descarbonización mundial. El uso de la la energía eólica y la energía solar, energías del futuro pero también del presente, supone grandes beneficios para el mundo en su lucha contra la emergencia climática.

Todo apunta a que las inversiones en combustibles fósiles deberían desacelerarse. Pese a ello, este crecimiento no va relacionado paralelamente con el fin del calentamiento global. En la visión más optimista de la AIE, la política actual no limitará la subida de 1´5 ºC la temperatura global para evitar las peores consecuencias del cambio climático. A pesar de parecer una contradicción, la AIE acepta que invertir de manera continua en combustibles fósiles durante los próximos años será necesario para mantener la seguridad energética.

Fatih Birol lo explica de la siguiente manera:

Los picos de demanda que vemos basados ​​en las políticas actuales no eliminan la necesidad de invertir en el suministro de petróleo y gas, ya que las caídas naturales de los campos existentes pueden ser muy pronunciadas. Al mismo tiempo, socavan los llamados de algunos sectores para aumentar el gasto y subrayan los riesgos económicos y financieros de nuevos proyectos importantes de petróleo y gas, además de sus evidentes riesgos para el clima.Fatih Birol
FUENTE: FREEPIK

La movilidad eléctrica es el futuro

La movilidad eléctrica está compuesta por aquellos vehículos que usan motores eléctricos para generar la locomoción, reduciendo la huella de carbono en las ciudades e incentivando el uso de la movilidad sostenible. Es el futuro de la movilidad urbana, ya que ayuda a mitigar los efectos del cambio climático y evita las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) a la atmósfera, mejorando así la calidad del aire de nuestras ciudades.

Los vehículos eléctricos suponen grandes beneficios para el medio ambiente. Permiten reducir el consumo de combustibles fósiles gracias a una mayor eficiencia energética de su tecnología. Son los únicos medios de transporte que no emiten dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera, ya que no contaminan en su conducción y mejoran la calidad del aire que respiramos día a día en las ciudades.

Las ventas de estos vehículos eléctricos han contribuido a limpiar la atmósfera, eliminando más de 150 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2) cada año. Este dato supone una pequeña victoria para la transición energética, siendo una muestra de que estamos un pasito más cerca de conseguir el tan ansiado objetivo de la neutralidad de carbono.

Fuentes: Redacción Ambientum, El Periódico de la Energía



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