Apenas un puñado de armas nucleares bastaría para liberar el mismo poder explosivo que todas las bombas utilizadas en la Segunda Guerra Mundial, incluyendo las detonaciones nucleares de Hiroshima y Nagasaki, en 1945. Sin embargo, en los arsenales y búnkeres de Rusia y Estados Unidos duermen mucho más que un puñado de cabezas nucleares: se calcula que existen unas 13.000.

Limitar su poder destructivo

Por eso no sorprende que incluso las potencias nucleares, que han hecho alrededor de 2.000 ensayos atómicos, se pongan de acuerdo para limitar este inimaginable poder destructivo, por medio de decenas de tratados.

Estos acuerdos se basan en la limitación y desmantelamiento de vehículos, como bombarderos estratégicos y misiles balísticos, pero suelen evitar el acceso completo de los inspectores hasta las cabezas nucleares, para evitar que se revelen secretos militares.

Esto ha provocado que en el mundo exista un exceso de cabezas nucleares por desmantelar, lo que genera el riesgo de que estas cabezas caigan en malas manos o de que se produzca un accidente.

Por ese motivo, una investigación realizada por científicos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (EEUU), y que se acaba de publicar en Nature Communications, ha presentado un método que permite identificar de forma muy fiable las cabezas nucleares, lo que facilita su desmantelamiento y control.

«Hay una necesidad real de evitar esos peligrosos escenarios –el robo o la explosión accidental– y de ir a por esos arsenales», ha dicho en un comunicado Areg Danagoulian, coautor del estudio y científico nuclear del MIT. «Y esto implica verificar el desmantelamiento de las propias armas».

Normalmente, los tratados antinucleares han llevado a las potencias a exhibir el desmantelamiento de su vehículos lanzadores. Por ejemplo, tras firmar el START, Estados Unidos cortó las alas de un buen número de bombarderos pesados B-52 y los almacenó en el desierto de Arizona, a la vista de los satélites rusos.

Verificar las cabezas nucleares

Ahora, tanto Danagoulian como el otro coautor, Ezra Engel, han probado el funcionamiento de un método que permite verificar el estado de las propias cabezas nucleares, y que encripta la información para impedir que pueda ser manipulada para esconder el armamento nuclear. El método en cuestión recurre a haces de neutrones que atraviesan la cabeza y a un filtro de litio que encripta la información resultante.

La investigación se basa en trabajos teóricos hechos los últimos años y en pruebas experimentales llevadas a cabo en un tramo de 15 metros del acelerador lineal Gaerttner, en el Instituto Politécnico Rensselaer (EEUU).

Allí, los haces de neutrones generados en el acelerador atravesaron una cabeza nuclear simulada, compuesta por molibdeno y tungsteno, y que generan unas lecturas muy similares a las que tendría el plutonio de las bombas.

Como los neutrones interaccionan de una forma muy concreta con cada tipo de isótopo –cada uno de los átomos de un mismo elemento físico que, sin embargo, tienen distinto número de neutrones–, lo haces les permitieron estudiar la estructura interna del arma simulada.

Para poder revelar esta «fotografía» elaborada con neutrones, los investigadores emplearon una pantalla de litio para dispersar la señal y encriptarla y un detector para registrar la información resultante.

Encriptado a prueba de espías

La gran ventaja de esta tecnología es que este análisis permite comparar las armas de un mismo tipo, pero sin desvelar todos los detalles sobre el diseño de cada bomba. No obstante, al mismo tiempo es posible verificar que se va a desmantelar un arma auténtica y no un señuelo.

Además, como el sistema se basa en una codificación física (elaborada gracias al filtro de litio), y no informática, se evita el riesgo de la información pueda ser manipulada.

Por ello, según Danagoulian, lo más crucial de esta investigación es que se puede emplear a nivel práctico. Eso sí, más adelante esperan construir una versión más pequeña del aparato que se pueda desplazar a los arsenales, para que, finalmente, pueda ser empleada por el Departamento de Energía de Estados Unidos.

«El concepto de guerra nuclear es tan grande que normalmente no puede caber en el cerebro humano», ha dicho Areg Danagoulian. «Es tan aterrador, tan horrible, que la gente lo elimina».

Sin embargo, las cabezas nucleares representan un peligro real. Por ese motivo, este investigador se decidió a emplear su tiempo y su formación con la finalidad de poder verificar las armas nucleares: «Me pregunté: puedo usar mi conocimiento, mi habilidad y mi formación en física para hacer algo por la sociedad y para mi hijo?».

Fuente: ABC,

Artículo de referencia: https://www.abc.es/ciencia/abci-puede-hacer-bombas-atomicas-no-explotado-201909302057_noticia.html,



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