Los océanos no se quedarán callados

Los océanos son una especie de freno de emergencia que está ralentizando los efectos del calentamiento y los gases de efecto invernadero. En los últimos diez años, una cuarta parte de las emisiones de dióxido de carbono y un 90 por ciento del calentamiento adicional han sido absorbidos por los mares. Es como si el agua de la Tierra actuara como una gigantesca esponja que almacena los gases durante décadas y que los devolverá a la atmósfera en el futuro.

Un equipo de científicos de la NASA y el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) ha realizado un estudio minucioso para comprender mejor a que velocidad absorben los océanos el calor y los gases de efecto invernadero. El resultado, publicado en la revista Geophysical Research Letters, indica que las corrientes se verán alteradas por el aumento de temperatura y esto tendría un efecto en el ritmo al cual se absorben los gases y el calor. En concreto, los mares podrían seguir absorbiendo dióxido de carbono y otros compuestos de efecto invernadero, pero su capacidad para almacenar energía en forma de calor se reduciría más rápidamente.

“A medida que el océano se vaya ralentizando, seguirá tragando gases como el dióxido de carbono de manera más eficiente que el calor”, asegura Anastasia Romanou, autora principal del estudio. La circulación del agua en el Atlántico sur actúa como una especie de cinta transportadora que lleva aguas calientes desde Florida hasta Groenlandia donde se hunde a más de 1.000 metros antes de viajar de vuelta hacia los trópicos. 

En su viaje hacia el norte, el agua de la superficie absorbe los gases como el CO2 y los clorofluorocarbonos (CFC) así como el calor sobrante de la atmósfera. Cuando se hunde cerca de Groenlandia, esos gases disueltos y esa energía son enterrados de forma efectiva en el océano durante años o décadas. Gracias a esta especie de freno temporal, los efectos más importantes sobre el clima son temporalmente frenados por el océano.

Lo preocupante de estos modelos, en los que se cruzan miles de datos atmosféricos y climáticos, es que indican que los gases que ahora están disueltos volverán a emerger hacia la superficie después de su largo viaje por el planeta. “La mayor parte del exceso de sustancias químicas contaminantes y gases de efecto invernadero serán enterrados en el océano”, asegura Romanou. “Pero lo cierto es que el océano hará recircular esa carga extra y, en algún momento, expulsará parte de ella de vuelta a la atmósfera, donde contribuirá a subir las temperaturas, incluso si las emisiones de dióxido de carbono fueran mucho menores de lo que son ahora”.



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