Pavos reales, jabalíes, cabras, patos y otras muchas especies salvajes, que colonizaron gran parte de los espacios urbanos durante el confinamiento social por el coronavirus, emprenden ya el éxodo de la ciudad al campo, con la vuelta de los animales a sus áreas originarias de recreo.

Esta vuelta a la normalidad no llevará implícita una “confrontación” animales-hombres, ya que la fauna ha aprendido -a lo largo de generaciones- que no tiene ninguna posibilidad ante un enfrentamiento directo, señala a EFEverde José Ignacio Aguirre, profesor de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Complutense de Madrid.

Durante el confinamiento, grandes mamíferos, como por ejemplo los jabalíes, que ya se encontraban de manera habitual en muchos entornos peri-urbanos e incluso urbanos, han gozado de una tranquilidad que les permitió explorar áreas nuevas muy cercanas al ser humano, explica Aguirre.

Animales y plantas en los resquicios

Para José Antonio Molina, también profesor de Ciencias Biológicas de la Complutense, la cuarentena de la población por la pandemia ha facilitado que la “naturaleza recupere espacio en los ecosistemas urbano-industriales”, y esto, probablemente, se perciba más tras la salida del confinamiento.

En el entorno urbano, Molina observa que las plantas cultivadas por el hombre en parques y jardines, junto con las silvestres (conocidas como “malas hierbas”) han ocupado múltiples resquicios en la ciudad, algo que no hubiera ocurrido de haber continuado los humanos con sus actividades cotidianas, entre ellas la de controlar el crecimiento o eliminar esa vegetación espontánea.

Confinamiento y salud medioambiental

José Antonio Molina añade que el confinamiento ha propiciado una disminución de la contaminación del aire de los suelos y del agua, y, con ello, un aumento de la salud medioambiental y de la biodiversidad : “No podemos obviar la existencia de enfoques actuales basados en la idea que la salud de los humanos y la de los ecosistemas están relacionadas”.

¿Qué pasará a partir de que volvamos a la nueva normalidad?, se pregunta Francisco José Cabrero, profesor de Ciencias Biológicas de la Complutense: “En el medio natural, no veremos muchos cambios y en el urbano, el resultado dependerá de nosotros”.

En este punto Cabrero, que junto con los profesores José Antonio Molina y José Ignacio Aguirre forman parte del Grupo de Seguimiento de Biodiversidad de la Universidad Complutense, advierte de que, por ejemplo en el caso de los insectos, “su permanencia en las ciudades estará ligada a la gestión de las zonas verdes”.

A su juicio, no influirá tanto la presencia del hombre y de sus actividades en la ciudad, como la existencia en las urbes de flora autóctona, vegetación a varias alturas durante todo el año y un gran entramado verde a modo de red, desde el que puedan desplazarse los insectos a cualquier otros puntos urbanos.

Más biomasa que otras primaveras

Cabrero subraya que durante la cuarentena, “la cantidad de biomasa verde disponible es superior a la de otras primaveras”, y muchos insectos herbívoros poseen poblaciones más grandes por la mayor abundancia de recursos naturales como los polinizadores entre los que destacan las abejas, mariposas o escarabajos, por el servicio ambiental que realizan”.

En este punto el profesor incide en que los espacios verdes urbanos deben facilitar la existencia de un mayor número de refugios y alimento para la fauna -sin excesivos arreglos y cuidados-, además de contar con otras fechas de siega y poda para no interrumpir los ciclos naturales, tan beneficiosos para insectos y animales.

Si lo que queremos ahora y en el futuro es mantener un alto grado de presencia de la biodiversidad en el entorno urbano, debemos dejar la vegetación, en la base de la pirámide trófica, un poco más libre y ser menos exigentes con su “descontrol”, concluye Cabrero.

Fuente: EFE VERDE,

Artículo de referencia: https://www.efeverde.com/noticias/fauna-salvaje-emprende-exodo-ciudad-campo/,



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JORGE RUBEN ALVAREZ
JORGE RUBEN ALVAREZ
3 años ago

Al menos donde yo vivo, creo que los pobres animales, antes ocultos y ahora visibles, apenas el hombre pueda, se los va a terminar comiendo. Por lo tanto, para ellos, este breve período de convivencia pacífica con los humanos, es lo peor que les pudo haber pasado.