La aparición de decenas de estorninos muertos en un corto tramo de la autovía C-31b que une Tarragona Salou ha provocado un inusitado interés por conocer la causa de este singular suceso y da pie a recordar algunos de los aspectos más curiosos de estas pequeñas aves.

Las hipótesis planteadas en un primer momento por el suceso concreto de Tarragona, como siempre en estos casos, van de un extremo a otro en busca de una respuesta lógica… Desde que podrían haber sobrevolado una nube tóxica del cercano polígono petroquímico, hasta que habrían colisionado con una línea de alta tensión… Y las que se escapan a la razón es mejor obviarlas.

Cabe reseñar que la muerte masiva de pájaro no es un fenómeno nuevo ni extraño. Uno de los casos más llamativos fue el que tuvo lugar en una pequeña localidad de Arkansas (Estados Unidos) en 2011, cuando empezaron a caer del cielo miles de aves (en Tarragona han sido apenas un centenar), en su mayoría mirlos, que quedaron muertos en las calles.

Lo más sorprendente es que en Arkansas al año siguiente, por las mismas fechas, volvió a repetirse el extraño suceso. Las hipótesis en aquel caso fueron tan variadas como esperpénticas. Pero lo cierto es que los científicos todavía no han hallado una respuesta lógica.

Estorninos

En todo caso, sea como sea, de lo que no cabe ninguna duda es de que el episodio de la muerte de estorninos en Tarragona no puede obedecer, como algunos han insinuado, a un error de cálculo de la bandada: que al volar tan apretados algunos han dado un mal aletazo y han chocado unos con otros. Aprovechemos la ocasión para saber un poco más sobre estas aves..

Esas inmensas bandadas de miles de pájaros que, como nubes de humo granulado, se estiran y contraen en los cielos de nuestros pueblos y ciudades, están formadas por estorninos: unas aves de tamaño medio (40 centímetros de envergadura y 20 de longitud) y conducta muy gregaria.

Su perfecta coreografía, formando todo tipo de siluetas gomosas, sin chocar nunca unos con otros, resulta fascinante. Alguno en la bandada decide ir para abajo, y allá va el resto. Luego otro estira hacia la izquierda, o cambia a derechas, baja en torbellino o sube en diagonal y arrastra al bando entero. Nadie conoce la pauta de antemano, nadie sabe hacia dónde va a volar el próximo segundo, pero nunca colisionan, nadie se separa.

Autoprotección

Los ornitólogos han descubierto que uno de los factores que motiva este curioso fenómeno de vuelo en masa es el de la autoprotección. Se trata de una estrategia atávica compartida por otras especies que forman grandes concentraciones buscando el cobijo del grupo.

Lo mismo sucede por ejemplo con los cardúmenes de sardinas que se apelotonan para defenderse del ataque de los predadores. Al abalanzarse sobre el grupo éstos no saben cual escoger, hasta que el banco se abre de golpe y se quedan descolocados, sin entender que ha ocurrido.

Lo mismo ocurre cuando una rapaz intenta abalanzarse sobre el bando de estorninos para capturar un ejemplar. El conjunto se mueve en defensa mutua y el ataque suele acabar en fiasco. Pero más allá de la belleza plástica de sus danzas invernales, las altas concentraciones de estorninos, cada vez más abundantes en nuestro país, pueden tener efectos indeseables en la ciudad y las zonas rurales.

Cuando se posan en masa sobre los campos pueden llegar a arruinar las cosechas. Por eso los agricultores habilitan mecanismos disuasorios en sus parcelas, como los disparos de fogueo o los reclamos sonoros de sus principales enemigos (el maullido de gato saliendo de un altavoz o el grito del halcón) saliendo de un altavoz a toda potencia.

Dormideros en arboledas y parques urbanos

Comensales humanos en las áreas urbanas, los estorninos han descubierto también las ventajas de dirigir sus pobladas nubes hacia nuestras ciudades y pueblos para situar sus dormideros en las arboledas y los parques urbanos.

Aquí el problema no es el daño a las cosechas, sino las quejas de los vecinos por la contaminación acústica que generan con su estridente reclamo y la concentración de sus deposiciones. Y la solución no es nada fácil. Quien acuda al atardecer a cualquiera de los lugares donde se concentran las grandes bandadas de estorninos entenderá que no estamos hablando de una cuestión menor.

Petardos, música a toda pastilla, vuelo de rapaces. Nada parece funcionar. La situación es tan desesperada que algunos ayuntamientos no dudan en recurrir a acciones sumamente arriesgadas.

En algunas ciudades importantes se han llegado a organizar batidas de caza por las calles del centro para acribillar a los estorninos que dormían en los árboles. Resultado: unos cientos de estorninos muertos, los vecinos horrorizados y los estorninos regresando al día siguiente con nuevos efectivos. Un espectáculo lamentable y un fracaso absoluto.

Dos especies de estorninos

En España conviven las dos especies de estornino europeas: el estornino pinto o vulgar (Sturnus vulgaris) y el estornino negro (Sturnus unicolor). El primero es uno de los pájaros más bellos de la fauna ibérica, con un plumaje entre negro y dorado intensamente moteado de finas gotas blancas. El segundo es muy parecido al macho del mirlo (con quien mucha gente lo confunde) con el plumaje enteramente negro y el pico amarillo.

Según algunos estudios la población invernal de estos pájaros en la Península Ibérica podría rondar los 50 millones de individuos. Pero es que si el invierno viene frío el resto de la población europea, estimada en unos 250 millones, puede desplazarse hasta aquí formando espectaculares aglomeraciones. Algo que este año no parece que vaya a ocurrir.

Fuente: JOSÉ LUIS GALLEGO / LA VANGUARDIA,

 Artículo de referencia: https://www.lavanguardia.com/natural/ecogallego/20200218/473643118850/estorninos-la-extrana-muerte-masiva-de-unos-pajaros-de-vuelo-fascinante.html,



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