Todos los animales, desde los grandes mamíferos como los ciervos hasta los invertebrados más minúsculos como los pulgones, son importantes para mantener la salud de un ecosistema. Ahora, un estudio advierte que sin los herbívoros, los ecosistemas cambian, pero sin los invertebrados, el sistema colapsa, informa Efe.

Esta es la conclusión principal de una investigación publicada en Nature Communications y realizada por científicos del Instituto Federal de Investigación Suizo (WSL) en colaboración con investigadores de España, Estados Unidos y Holanda.

Hasta ahora, se sabía poco acerca de cómo la pérdida de especies de diferentes tamaños podía afectar a las redes ecológicas y al funcionamiento de los ecosistemas.

Para analizarlo, llevaron a cabo un experimento de cinco años (2009-2013) en el que fueron excluyendo grupos de animales de un ecosistema de pastos situado en el Parque Nacional Suizo.

En una zona acotada y cercada por vallas, impidieron el paso de los herbívoros de gran tamaño como el ciervo rojo; en una segunda fase a los de tamaño medio (marmotas, liebres y ratones), y en último lugar, con mallas especiales, evitaron la entrada de invertebrados como caracoles, saltamontes o pulgones.

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Estudio

El estudio detectó que cuando hay mamíferos, grandes o pequeños, «los distintos elementos del ecosistema están bien relacionados entre sí y el sistema está ‘acoplado’ pero cuando desaparecen los invertebrados la unión de elementos desaparece y el sistema colapsa», explica a Efe Raúl Ochoa-Hueso, investigador de la Universidad Autónoma de Madrid durante el estudio y coprimer autor del trabajo.

Los investigadores constataron que sin mamíferos, las interacciones entre el resto de animales y el entorno abiótico (sin vida), como las propiedades químicas del suelo, se volvían más fuertes, más intensas.

Las plantas de crecimiento rápido, por ejemplo, adaptadas para hacer un buen uso de los nutrientes del suelo, se benefician de la desaparición de los ungulados, es decir, sin los grandes herbívoros, «el ecosistema no funcionaba peor, sino de manera diferente».

Sin embargo, en la última fase del estudio, al excluir a todos los animales (mamíferos e invertebrados), las interacciones entre comunidades (plantas, bacterias y nutrientes del suelo), disminuyeron: «los componentes del ecosistema estaban menos acoplados», matiza el investigador.

«Asumimos que los animales grandes especialmente tendrían un gran efecto en nuestros sistemas de pastos. Pero, nuestros resultados muestran que los invertebrados pequeños también son muy importantes para el funcionamiento de estos ecosistemas», detalla Ochoa.

Resultados del experimento

Los resultados del experimento son importantes porque el número de especies e individuos invertebrados está decreciendo en gran parte de Europa, por lo que, el estudio insta a aumentar la protección de estos animales.

«Nos preocupa que los invertebrados también parezcan estar cada vez más ausentes de las áreas protegidas», dice Anita Risch, coprimera autora del estudio y responsable del grupo de investigación de interacciones planta-animal del WSL.

Los dos investigadores advierten de una pérdida de invertebrados: «Debemos aumentar nuestros esfuerzos para proteger a los invertebrados porque son de una inmensa importancia para el acoplamiento y adecuado funcionamiento de nuestros ecosistemas».

Fuente: EFE,La Razón,

Artículo de referencia: https://www.larazon.es/sociedad/medio-ambiente/vivimos-gracias-a-los-invertebrados-FG19795088,



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