Este informe recoge y analiza la mejor información disponible sobre la situación de la biodiversidad en el territorio español.

El acto estuvo presidido por el director general de Medio Natural y Política Forestal, D. José Jiménez García-Herrera; por la directora de la Fundación Biodiversidad, Ana Leiva; y por el naturalista y comunicador ambiental, Joaquín Araújo. La presentación del informe fue realizada por el director ejecutivo del OSE, Luis M. Jiménez Herrero.

Según los datos recogidos en el informe del OSE, España, al igual que el resto de países, no ha alcanzado el objetivo europeo 2010 de detener la pérdida de biodiversidad.

Es necesario seguir fomentando la puesta en marcha de planes de actuación efectivos para la conservación y uso sostenible de las especies amenazadas y de los ecosistemas por parte de las comunidades autónomas.

Este octavo informe temático del OSE refleja la necesidad de, al menos, 23 áreas protegidas adicionales en las que los vertebrados terrestres y las plantas estén adecuadamente representadas; y 70 nuevas reservas, o microrreservas, para los invertebrados en peligro de extinción.

La artificialización del territorio, una gran amenaza

Seis son las principales presiones a las que la biodiversidad se ve sometida: el cambio climático, los incendios forestales, las especies exóticas invasoras, el uso insostenible de los recursos naturales, la contaminación y los cambios de uso del suelo, en donde destaca la artificialización del territorio, la agricultura intensiva y el desarrollo de infraestructuras de transporte. El 20% de las nuevas zonas artificiales se han construido sobre bosques, matorrales y pastizales.

En los últimos 20 años, las zonas donde habitan especies en peligro de extinción han sufrido el mismo grado de modificación por la actividad humana que el resto del territorio.

Incendios, cambio climático y especies invasoras aumentan su efecto destructivo

Los incendios aumentarán, serán más peligrosos y durarán más tiempo. En este contexto, provocado por el cambio climático, los servicios de extinción deberán adelantar las campañas de lucha contra el fuego y tendrán que permanecer dos meses más de media en alerta. A esta evolución se suma el riesgo de desertificación de un 37% de la superficie de España y una doble tendencia del territorio: mediterranización de la zona norte y aridización de la zona sur.

Los devastadores efectos de las especies exóticas invasoras, la modificación de las estructuras y funciones de los ecosistemas marinos que la sobre pesca está provocando (especialmente en el cantábrico), y la sobreexplotación y contaminación de los recursos hídricos continentales son otras de las amenazas a las que los gestores deben encontrar solución.

Diez nuevas áreas marinas serán incluidas próximamente dentro de la Red Natura, lo que supondrá la protección de 25.180 km2 de estos ecosistemas que, actualmente, tan sólo tienen un 1% de superficie protegida.

Conectividad y coherencia ecológica, aspectos clave

Más allá de las reservas, los análisis del informe concluyen que la presión sobre el territorio debe disminuir también en las zonas que no están protegidas y que pueden ser los “refugios” del futuro. La conectividad y coherencia ecológica del territorio son dos aspectos fundamentales para conservar la biodiversidad que no están siendo tenidos suficientemente en cuenta. El informe alerta del peligro de eliminar los corredores ecológicos, creando “guetos” de hábitats protegidos aislados entre sí.

Por ello, este último informe del OSE pone de manifiesto la importancia de aplicar una política agraria y de desarrollo rural eficaz, que potencie la agricultura extensiva y que promueva el pago a los agricultores y ganaderos por los servicios ambientales que prestan al resto de la sociedad, al conservar la biodiversidad con sus actividades. Esto permitiría situar a la población rural en una senda de sostenibilidad en cuanto a calidad de vida, cohesión social y empleo.

La Economía de la Biodiversidad como base del desarrollo sostenible

Pese a que el valor económico total de la biodiversidad no sea, generalmente, incluido en las decisiones de planificación y gestión, lo cierto es que genera costes y beneficios (materias primas, empleo, calidad de vida) a la sociedad.

Por ello, una de las principales conclusiones de este informe temático es la necesidad de poner en valor los aspectos económicos de la biodiversidad, de forma que las inversiones se entiendan como un ahorro a largo plazo y, tanto administraciones como empresas, lo consideren una ventaja competitiva.

Sólo en el control de la erosión en España, los ecosistemas forestales, los matorrales y los bosques de plantación evitan un coste de 443.022.879 euros al año. Los ecosistemas forestales fijan una cantidad de CO2 equivalente al 14% de las emisiones españolas, con el ahorro en sistemas de absorción que ello supone.

La Economía de la Biodiversidad es, según el informe del OSE, el escenario hacia el que debe dirigirse una sociedad que busca el desarrollo sostenible. En el informe se recogen datos del estudio La Economía de los Ecosistemas y de la Biodiversidad (TEEB, por sus siglas en inglés), según el cual la pérdida anual de servicios ecosistémicos equivale a 50.000 millones de euros y, en 2050, las pérdidas acumuladas de bienestar supondrán el 7 % del PIB.



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