Este incremento puede reflejar, por una parte, el incremento de las notificaciones, pero como recoge el informe, también puede deberse al incremento de la importación de pescado procedente de caladeros en los cuales estén presentes altos niveles de mercurio. Para la organización ecologista la situación es más grave ya que los límites permitidos por la UE de mercurio en pescado no protegen suficientemente la salud, al no tener en cuenta el consumo medio, ni las características corporales de los consumidores.

Según Ecologistas en Acción durante el año 2009 se han incrementado las notificaciones por contenido de mercurio en el pescado. Estas notificaciones son publicadas por el sistema de alerta rápida para piensos y alimentos (RASFF en sus siglas inglesas). La situación actual, con 92 notificaciones, concuerda con la tendencia observada en los anteriores informes, si bien es inferior a las del año 2007, que marco el número más alto de notificaciones de la década.

Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición

De estas notificaciones, 23 casos tienen origen en nuestro país, 17 son de alerta y 6 de notificación, en su mayor parte (17) han sido notificadas por Italia, nuestro mayor importador, el resto 2 han sido notificadas por España, 3 por Francia y uno por Alemania. Con valores entre 1,27 y 6,6 mg/kg – ppm.

Esta información coincide con la publicada en el informe anual de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, en la que, de las 186 notificaciones tramitadas como alerta, en función del tipo de producto implicado, 91 han sido de productos de origen animal, con 51 incidencias relacionadas con pescado y derivados, fundamentalmente motivadas por la detección de presencia de niveles de metales pesados por encima de los límites establecidos en pez espada.

Según la normativa comunitaria, el nivel máximo permitido de mercurio en los productos pesqueros es de 0.5 miligramos (mg) por kg. En ciertas especies (como el pez espada, el tiburón, o el atún) se permite un nivel máximo más alto, de un miligramo por kg.

Para Ecologistas en Acción la situación es mucho más grave, ya que los límites establecidos por la Unión Europea son menos estrictos que los establecidos por el Comité Mixto FAO/OMS de Expertos en Aditivos Alimentarios (JECFA), y referidos a la ingesta máxima semanal de metilmercurio (1,6 microgramos por kg de peso corporal por semana). Este criterio se ha establecido para proteger al feto en desarrollo expuesto al metilmercurio a través de alimentos contaminados ingeridos por la madre.

El mercurio es un metal extremadamente volátil que puede ser transportado a grandes distancias una vez se ha emitido a la atmósfera. Una vez se ha depositado en un ambiente acuático, el mercurio se transforma en metilmercurio, una potente neurotoxina, que se acumula en los peces y en los animales y los humanos que los consumen. Cuando es ingerido por mujeres embarazadas, el metilmercurio atraviesa la placenta y se acumula en el cerebro y el sistema nervioso central del feto en desarrollo. Incluso cantidades relativamente despreciables pueden producir serios retrasos motores o de comunicación. El mercurio nunca desaparece del medio ambiente, asegurando que la contaminación de hoy seguirá siendo un problema en el futuro.



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