Los osos polares se alimentan principalmente de focas, aunque también pueden devorar morsas, belugas, ciervos y algunas especies de roedores.

Sin embargo, científicos han constatado que el gran depredador del Ártico ingiere cada vez más residuos derivados de la actividad humana; sobre todo plástico. Análisis efectuados en estómagos de estos úrsidos así lo confirman. A su vez, expertos han detectado niveles significativos de químicos de uso industrial en la sangre de varios de estos animales de blanco pelaje.

Investigadores del Departamento de Vida Silvestre de North Slope, el condado más septentrional de Alaska, presentaron hace unas semanas un informe sobre lo que hallaron en los estómagos de 51 osos polares.

Dichos órganos correspondían a animales muertos entre 1996 y 2018. En 13 de los 51 estómagos analizados se encontraron plásticos. La mayoría provenía de bolsas negras de basura y de las que ofrecen algunas tiendas de autoservicio, aunque aparecieron de igual forma plásticos empleados para envolver alimentos.

“Dos de los osos polares se mostraron muy irritables y agresivos, y no respondieron a las medidas disuasorias comúnmente empleadas”, señala el documento. Tuvieron que ser abatidos. Ambos osos tenían una cantidad importante de plástico en sus estómagos.

Los expertos mencionan en el informe que la ingesta de este material puede afectar la salud de estos úrsidos, ya sea por absorción de contaminantes o por obstrucción gástrica. “Las buenas prácticas en el manejo de desechos en las zonas donde se detecta la presencia del oso polar son primordiales para proteger su salud”, aparece en el texto.

Diversos estudios muestran que el cambio climático ha provocado que estos animales se desplacen cada vez más al sur en busca de alimento, por lo que su presencia ha aumentado en asentamientos humanos que aparecen en sus recorridos.

Osos polares

A principios de este año, la prensa internacional informó de que decenas de osos polares sembraron el pánico en el archipiélago ruso de Novaya Zembla. La explicación de este fenómeno que ha sonado con más fuerza es que los militares destacados en la región no respetaron las férreas medidas de almacenamiento de basura para evitar que los úrsidos se sintieran atraídos.

Churchill, población de la provincia canadiense de Manitoba, es llamada por sus residentes “la capital mundial del oso polar”. Durante varios meses del año, estos animales se pasean por sus calles.

Sin embargo, las autoridades municipales tienen un programa desde hace varios años para disminuir su presencia. Uno de los puntos fundamentales de este plan es un control estricto de los desechos provocados por la actividad humana.

Investigadores de las Universidades de Alberta (Canadá), Iowa (Estados Unidos) y Estocolmo (Suecia) analizaron la sangre de 20 osos polares; 10 que habitan en Alaska y 10 en la bahía canadiense de Hudson.

Niveles de uso industrial

De acuerdo con los resultados, publicados el año pasado, las muestras contenían niveles significativos de químicos de uso industrial. No obstante, los osos de Alaska presentaban niveles más altos que los de Canadá. Según los autores, esto podría explicarse por las corrientes que transportan desechos desde Asia.

A principios de este mes, la cadena CBC informó de que la Oficina de Medio Ambiente de los Territorios del Noroeste de Canadá comenzó a solicitar el apoyo de los cazadores pertenecientes a diversos grupos indígenas, quienes cuentan con autorización para abatir osos polares debido a derechos ancestrales.

Las autoridades piden a estas personas que envíen fotografías de los estómagos de estos animales o que conserven dichos órganos para someterlos a análisis posteriores.

El objetivo es conocer de forma más detallada el grado de consumo de basura entre los osos polares de la zona. CBC entrevistó a dos de estos cazadores. Uno de ellos comentó: “Cuando abro los estómagos de los osos, encuentro trozos de foca”. Sin embargo, recordó que ya se ha topado con papel aluminio y envoltorios de caramelos.

Fuente: JAIME PORRAS FERREYRA / EL PAÍS,

Artículo de referencia: https://elpais.com/elpais/2019/04/12/mundo_animal/1555055497_716343.html,



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