Una de las muchas fuentes de microplásticos es el material con el que se fabrica la gran mayoría de prendas de vestir que utilizamos cada día. Hablamos de fibras sintéticas, que comprenden materiales como el nailon y el poliéster, obtenidos por la síntesis de diversos productos derivados del petróleo y, por lo tanto, con una persistencia ambiental muy elevada.

En el año 2016, un equipo de investigadores de la Universidad de Plymouth publicó un estudio en la revista Marine Pollution Bulletin en el que analizaban la liberación de microplásticos a través del agua residual de las lavadoras.

Aunque en función del tipo de ropa y de las condiciones de lavado los resultados variaban mucho, los científicos arrojaron un dato medio de 700.000 fibras microplásticas liberadas a las aguas residuales en cada lavado.

Además, ya sabemos que ni siquiera hace falta lavar la ropa para liberar microplásticos al medio: estos se “escapan” de continuo con el solo hecho de pasearnos, como ya nos contaba en otro reportaje el investigador Marco Vighi, que lidera un proyecto relacionado con el impacto de los microplásticos sobre los sistemas agrícolas.

¿Cómo poner freno a este problema? En la reunión anual de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia, celebrada en Washington el pasado 16 de febrero, Melik Demirel, director del Centro de Investigación en Tecnologías Avanzadas en Fibras de la Universidad Penn State, ha presentado cuatro posibles soluciones, algunas más realistas que otras.

Volver a las fibras naturales

La primera posibilidad, volver a las fibras naturales como la lana o el algodón, es muy obvia, pero también tiene sus inconvenientes. Se trata de materiales más caros y su producción a gran escala tan poco es inocua a nivel medioambiental, pues requiere mucha agua y el uso de grandes superficies de terreno para su cultivo.

Filtros en las lavadoras

Puesto que buena parte de las microfibras que terminan en el agua provienen del lavado, una solución muy práctica sería incorporar filtros en las salidas de agua de las lavadoras que atrapasen esos materiales. “Capturar los microplásticos en su fuente de origen es una muy buena alternativa”, ha explicado Demirel.

Bacterias come-plástico

La comunidad científica tiene grandes esperanzas puestas en algunas bacterias que son capaces de degradar el plástico, pero se trata de una solución que aún se encuentra en fase de exploración. En el futuro, seguramente, el uso controlado y a gran escala de estos organismos será un gran aliado para biodegradar y reciclar las fibras de microplástico.

Fibras biosintéticas

Pero no basta con reciclar las fibras o filtrarlas para que no lleguen al agua. En el mundo se utilizan toneladas de estos materiales, y es necesario encontrar una alternativa para sustituirlos.

En la opinión de Demirel, una opción muy viable es el uso de fibras biosintéticas, que son biodegradables y reciclables y además se pueden mezclar con fibras naturales para proporcionar más durabilidad. El investigador ha desarrollado una fibra de este tipo que se inspira en una proteína encontrada en los calamares y afirma que, además de tener excelentes propiedades, es completamente biodegradable.

¿De qué estamos hablando exactamente? Según Textil Exchange, una organización sin ánimo de lucro que busca la sostenibilidad en la producción textil, las fibras biosintéticas son aquellas formadas por polímeros que se obtienen a partir de recursos total o parcialmente renovables.

En la actualidad ya hay biopolímeros disponibles comercialmente y que provienen de azúcares, almidones y lípidos renovables, usando como materias primera maíz, caña de azúcar, remolacha y aceites vegetales.

Además, se están desarrollando diversas tecnologías para producir fibras biosintéticas a partir de una gama más amplia de materias primas que incluyan, por ejemplo, restos de agricultura y silvicultura.

El problema de la contaminación por plásticos ha adquirido unas dimensiones tales que son necesarias grandes soluciones, soluciones que pasan por una adecuada legislación y por la búsqueda de materiales alternativos.

No obstante, a nivel individual los consumidores también podemos aportar nuestro granito de arena: comprar ropa duradera, intentar minimizar nuestros armarios y no abusar del lavado de las prendas son algunos de los hábitos responsables que podemos adoptar para minimizar, en parte, la contaminación por microplásticos.

Fuente: Victoria González / Muy Interesante,

Artículo de referencia: https://www.muyinteresante.es/ciencia/articulo/cuatro-ideas-para-luchar-contra-los-microplasticos-de-la-ropa-371550484234,



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