Plan para revolucionar el uso de la bicicleta

El anillo ciclista, una reivindicación desde hace más de dos décadas del colectivo ciclista de la ciudad, se ha construido quitando un carril de los vehículos a motor en algunas de las principales calles de Valencia, como Colón, Guillem de Castro y Blanqueries.

Con una anchura de 2,5 metros y un recorrido total de 4,7 kilómetros, el anillo conecta, a su vez, con carriles bicis que unen el centro con los barrios de la ciudad, atravesando puentes como el del Real, el de Calatrava y el de Fusta. Entre el año pasado y el arranque de 2017 Valencia ha incorporado un total de 17 kilómetros de carril bici, algunos de los cuales quedarán abiertos en las próximas semanas.

"Durante toda esta semana hemos ido completando las obras y, sobre todo, el trabajo de pintura y señalización, por ejemplo en las intersecciones. Esta obra marcará un antes y un después en la forma de desplazarse por Valencia", ha afirmado este jueves el concejal de Movilidad, Giuseppe Grezzi.

El Ayuntamiento ofrecerá el primer balance de uso del anillo ciclista en seis meses. Grezzi ha augurado, no obstante, que con el despliegue del carril en toda la ciudad "y las conexiones bidireccionales se incrementará mucho el tránsito de bicicletas".

El Consistorio ha pintado de rojo las intersecciones más peligrosas en las que confluyen tráfico a motor, bicicletas y peatones. Grezzi ha mantenido que dicha pintura no es resbaladiza "y cumple los requisitos para que no haya ningún problemas para los motoristas".

El anillo ciclista va por la calzada salvo en el tramo más próximo a las Torres de Serrano. El estrechamiento de la calzada en ese punto ha llevado al Ayuntamiento a subir el carril bici a la explanada que se abre frente al puente de Serranos.



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