El Popular

Un viscoso y pesado petróleo de origen misterioso sigue llegando en forma de enormes plastones desde el mar a algunas de las playas más espectaculares de Brasil.

Por ahora el balance de daños es limitado —han muerto casi una veintena de tortugas y un par de aves— pero las manchas, que ya han llegado a la segunda bahía más grande del mundo, amenazan santuarios de corales, fauna diversa, además de a mariscadores y el turismo.

El derrame se está convirtiendo, en paralelo, en un asunto político. Más de 500 toneladas de crudo han sido recogidas en 200 playas a lo largo de unos 2.500 kilómetros de la costa noreste de Brasil.

Aunque este es uno de los peores desastres ambientales en la costa brasileña, la cantidad de petróleo recogida lo colocan a enorme distancia de los peores vertidos de crudo de la historia.

El peor fue el del Atlantic Empress, en 1979, con un derrame del 287.000 millones de toneladas; el del Prestige, en 2002 frente a la costa de Galicia (España), fue de 63.000 toneladas, según la base de datos de vertidos petroleros Itopf.

Durante este fin de semana, varios grupos de voluntarios se han unido a los desbordados funcionarios de las agencias ambientales locales y a los empleados de Petrobras que trabajan desde hace semanas para retirar las densas manchas de petróleo que llegan a los arenales, limpiar a agonizantes tortugas y proteger los vulnerables arrecifes de coral.

El derrame ya ha afectado a nueve Estados del noreste del país. Se incluyen playas famosas entre los turistas locales y extranjeros como la de Barra en la bahía de Todos los Santos, en Salvador de Bahía.

Petróleo

El mayor problema por ahora es la incertidumbre. Se desconoce el origen del crudo, que apareció en la costa hace dos meses, y no tienen idea de hasta cuánto durará.

El Gobierno asegura que el ADN del crudo es venezolano pero el asunto de los culpables es mucho más difuso. Una hipótesis es que sea cosa de delincuentes, que quizá estaban haciendo un trasvase ilegal, o quizá es consecuencia de un naufragio.

Cómo afrontar el derrame causa fricciones entre el Gobierno federal y los Gobiernos del noreste. Como el crudo es extremadamente pesado, es muy difícil frenarlo con las clásicas barreras de boyas, ya que se hunde y solo se detecta cuando aparece en la orilla.

El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, insinua que el derrame puede ser un intento de hacer descarrilar una superlicitación de yacimientos petrolíferos con la que el Gobierno pretende recaudar unos 23.000 millones de euros.

Fuente: NAIARA GALARRAGA GORTÁZAR / EL PAÍS,

Artículo de referencia: https://elpais.com/sociedad/2019/10/21/actualidad/1571680305_080826.html,



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