Para mejorar la sostenibilidad de los sistemas de cultivo hay que adaptar estrategias específicas a cada situación. Esto es lo que concluyen investigadores del CEIGRAM, de la Universidad Politécnica de Madrid, después de estudiar rotaciones de cultivo en más de 8500 localizaciones en Europa.

Dos investigadores del CEIGRAM-UPM han publicado un trabajo en la revista Global Change Biology, en colaboración con investigadores de la Comisión Europea, en base a un estudio en el que han analizado más de 8500 emplazamientos con situaciones agrícolas y climáticas diferenciadas situados en todo el continente.

Mediante modelos de predicción han estimado las cosechas, las emisiones de gases de efecto invernadero y otros contaminantes de diversos sistemas de cultivo europeos hasta el año 2100 bajo distintas condiciones de manejo. Los resultados obtenidos indican que no hay un solo escenario que brinde una solución óptima común para todas las regiones de la Unión Europea por lo que las estrategias regionales, basadas en la gestión integrada, deben desarrollarse a escala local.

Los cultivos cubierta (aquellos que cubren el suelo desnudo cuando no está protegido por el cultivo principal) promueven la acumulación de carbono orgánico en el suelo, lo que proporciona múltiples beneficios a los agroecosistemas. Por ello, son considerados una importante medida agroambiental que se incluye en el Programa de Desarrollo Rural de varios países en la Unión Europea.

Sin embargo, los cultivos cubierta también pueden ser una fuente adicional de nitrógeno para el suelo y favorecer la emisión de gases de efecto invernadero. Para paliar este posible problema se pueden utilizar enfoques de gestión integrada, que consisten en utilizar fertilizantes orgánicos y sintéticos para maximizar los rendimientos y minimizar los impactos mediante la secuencia de cultivos adaptados a las condiciones locales.

Cultivo

Miguel Quemada y Luis Lassaletta, dos investigadores del Centro de Estudios e Investigación para la Gestión de Riesgos Agrarios y Medioambientales (CEIGRAM-UPM) han realizado un estudio para probar si la gestión integrada, centrada en la adopción de cultivos cubierta, tiene el potencial de maximizar las reservas de carbono orgánico del suelo, y otros impactos agroambientales, sin aumentar el flujo neto de gases de efecto invernadero del suelo.

Una de las conclusiones a las que han llegado es que no nos podemos quedar solo en la medición de las emisiones en el propio cultivo, sino que las emisiones generadas fuera de la explotación (por ejemplo, en la producción de insumos agrarios), el secuestro de carbono, la contaminación de las aguas por compuestos como el nitrato, así como el rendimiento, es lo que nos dará una visión integral de la sostenibilidad.

Otra conclusión fundamental, en base a los resultados obtenidos, señala que el uso de cultivos cubierta manejados de forma integrada puede proporcionar grandes beneficios agroambientales.

Sin embargo, este manejo se debe adaptar a cada región y cultivo. Solo la adopción del manejo integrado de cultivos considerando las condiciones agroambientales específicas del sitio generará los beneficios ambientales esperados.

Es decir, “las recetas generales no nos valen y es importante profundizar en el conocimiento específico de cada situación para diseñar la estrategia específica más adecuada” señalan los investigadores. Según Miguel Quemada y Luis Lassaletta, “el potencial de mejora es muy prometedor”.

El CEIGRAM es un Centro Mixto de Investigación de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), la Entidad Estatal de Seguros Agrarios (ENESA) y la Agrupación Española de Entidades Aseguradoras de los Seguros Agrarios Combinados (AGROSEGURO).

Fuente: UPM,

Artículo de referencia: https://www.upm.es/?id=62b0aa0638bc2710VgnVCM10000009c7648a____&prefmt=articulo&fmt=detail,



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