La Tierra Muerta y el Monte de Los Palancares, en la provincia de Cuenca, es, además de uno de los "monumentos" naturales más extensos de España, un espacio donde la naturaleza entra por cada uno de los cinco sentidos.

 Está considerado como uno de los pinares y sabinares mejor conservados de la península, y los valores naturales que ofrece este espacio han avalado su inclusión -como Lugar de Importancia Comunitaria y como Zona de Especial Protección para las Aves- en la red europea Natura 2000, que pretende asegurar la conservación de los mejores hábitats de Europa.

 Carente de grandes industrias o empresas, el turismo se ha convertido en uno de los principales motores del desarrollo de la provincia, y los recursos naturales en el polo de atracción sobre el que se sustenta la proliferación de pequeñas empresas que tratan de rentabilizar esa riqueza natural y el hecho de ser uno de los lugares de Europa con una menor presión humana.

 Al frente de una de esas iniciativas empresariales (EcoExperience) está Fernando Carreras, para quien la proliferación de las figuras de protección en este y en otros lugares es “muy ventajosa” porque despiertan el interés de miles de personas.

“La gente sabe que si un espacio está en la red Natura 2000 es porque tiene acreditados unos valores, y eso atrae”, ha manifestado a EFE Fernando Carreras, quien está convencido de que el ecoturismo va a ser uno de los principales elementos que contribuyan a la creación de empleo y al desarrollo rural.

 Experiencias sensoriales de moda en otros países 

 En la provincia de Cuenca se están además introduciendo iniciativas que son tendencia y moda en otros países, “ecoexperiencias” en contacto con la naturaleza pero que implican la intervención de los cinco sentidos. 

 El de la vista; porque los recursos paisajísticos y naturales de este espacio son excepcionales, y sobre todo sus espectaculares torcas, grandes depresiones circulares del terreno cuyo diámetro supera en algunos casos los 100 metros, o las huellas fósiles que dejaron los dinosaurios y que han sido clave para entender su evolución a aves.

 También el del olfato, porque muchos turistas están descubriendo cómo se activa este sentido cuando se cubren los ojos; o el del gusto, porque durante los itinerarios que existen en Tierra Muerta y el Monte de Palancares se pueden saborear algunas plantas comestibles y numerosos frutos silvestres.

 Muchos de los espectáculos naturales que se suceden en este espacio natural implican también al oído, y entre las iniciativas que se han puesto en marcha para atraer al creciente número de ecoturistas que eligen España como destino destacan las nocturnas, por la explosión de sonidos que se produce pero también por el potencial que ofrece ser una de las zonas con menos contaminación lumínica de España.

 Y hasta el sentido del tacto se activa en muchas de esas experiencias, ya que algunas empresas han comenzado a probar el senderismo con los pies descalzos (barefoot), una modalidad que se está imponiendo en otros países gracias a sus efectos terapéuticos.

 Fernando Carreras ha subrayado que se trata de dar “un paso más”, y de conocer los valores naturales o adentrarse en un lugar de una forma diferente, y ha incidido en el “renovado” interés por la naturaleza y por los espacios naturales maduros y escasamente intervenidos por el hombre.

 A su juicio, estar además incluido en la red Natura 2000 es “una gran oportunidad” porque muchas personas se van a interesar por conocerlo y porque esos recursos naturales van a ser -ha dicho- los que abran la puerta a nuevas formas de negocio, de empleo y de desarrollo.

 Las torcas, las dolinas, las hoces y la abundante vegetación hacen que Tierra Muerta sea un espacio “diferente y único” en España, el hábitat idóneo para muchas especies de aves -entre ellas algunas de las más emblemáticas grandes rapaces-, como hace millones de años lo fue para los dinosaurios. 



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