El secretario general de la Federación Nacional de Cofradías Pesqueras (FNCP), José Manuel González Gil de Bernabé, está convencido de que, sin los pescadores, el objetivo de conseguir espacios donde la conservación de los recursos naturales sea compatible con la actividad económica “no se va a cumplir” y de que al final “todo quedará en limitar o prohibir la actividad pesquera”.

González Gil de Bernabé ha analizado la decisión del Gobierno de ampliar los espacios marinos que forman parte de la red europea Natura 2000, y de proponer la incorporación a esa red de cincuenta nuevos espacios (10 con el “título” de Lugar de Interés Comunitario y 39 con el de Zona de Especial Protección para las Aves).

Según el responsable de la Federación Nacional de Cofradías, entre los pescadores existe “preocupación” por si la extensión de las zonas marinas protegidas puede suponer un freno para la actividad de muchos profesionales del mar.

González Gil de Bernabé ha subrayado que las cofradías han sido en muchos casos “pioneras” en el establecimiento de zonas protegidas y en la creación de “reservas marinas”, pero ha criticado el procedimiento que se ha seguido para la designación de los nuevos lugares que se van a incorporar a la red Natura 2000.

Ha denunciado en ese sentido que el sector pesquero no fuera consultado, y que la administración haya encargado los estudios de impacto socioeconómico a determinadas ong conservacionistas y no a empresas independientes.

“Por eso la red Natura se percibe desde el principio con mucho recelo por parte del pescador”, ha señalado el representante de las cofradías, que ha expresado además su temor por que el Gobierno “por quedar bien ante Europa y las organizaciones ecologistas, destroce el futuro profesional de unos pescadores artesanales”.

Consensos para superar los recelos 

“Esos pescadores han sido siempre, antes de que existieran los ecologistas, los más interesados en preservar el recurso del que viven y vivirán sus hijos, pues en la inmensa mayoría de los casos vienen desarrollando en las zonas designadas para Red Natura 2000 una pesquería tradicional, que si ahora fuese restringida no tendría caladeros alternativos”.

Ha criticado además la presión “continua” que ejercen las organizaciones ecologistas ante la opinión pública y las administraciones, y que den prioridad de una manera “casi patológica” a la defensa de los hábitats marinos, “limitando, o eliminando si es necesario, la actividad profesional”.

Gil de Bernabé ha insistido en que esta organización no cuestiona las nuevas ZEPA y los nuevos LIC, pero sí reclama una mayor participación en la elaboración de los planes de gestión, y que la protección se centre en materias como la contaminación, los vertidos cercanos a la costa, la extracción de gas o petróleo, la navegación comercial, la pesca deportiva, el turismo o la acuicultura.

A su juicio, la UE ha reconocido que cuando existen organizaciones de pescadores que adoptan medidas de gestión adecuadas (como la limitación de horarios o las vedas voluntarias) se beneficia la salud de los caladeros, pero ha lamentado sin embargo la falta de estudios científicos que cuantifiquen los recursos pesqueros y certifiquen la abundancia de algunos de ellos.

“Siempre se habla de lograr consensos con el sector pesquero, pero al mismo tiempo se mencionan medidas correctoras que a veces suponen el cese de la actividad de flota artesanal tradicional”, ha lamentado.

José Manuel González Gil de Bernabé ha aseverado que los pescadores han comprendido que las buenas prácticas benefician la conservación de los recursos y han cambiado su mentalidad, y que “como ha ocurrido con el ciudadano de a pie, han llegado a comprender la importancia que tiene la conservación del medio ambiente”.



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