El estudio, publicado en la revista Conservation Biology, evalúa el efecto del furtivismo en esta reserva marina y alerta también del impacto del buceo deportivo en la comunidad coralígena de las Medas.

El efecto ”reserva” del área de las Medas ha mejorado el estado de conservación de muchas especies marinas en su hábitat natural. En el caso del coral rojo (Corallium rubrum), una especie endémica del Mediterráneo que se captura de manera legal e ilegal en las costas catalanas, el estudio indica que la pesca furtiva es la amenaza principal sobre las colonias de este invertebrado marino.

Según informan los autores, en la antigüedad, griegos y romanos explotaban el coral rojo para utilizarlo en joyería, un interés comercial que en la actualidad aún pervive.

Tal y como explica Cristina Linares, del Departamento de Ecología de la UB y primera firmante del artículo, ”el coral es un organismo muy frágil y vulnerable, con una tasa de crecimiento lentísimo, de entre 0,3-0,5 mm de diámetro basal al año. En la cuenca del Mediterráneo occidental la situación de las colonias es bastante similar, con tallas muy pequeñas, a excepción de algunas reservas marinas en Francia”.

En el artículo, los expertos estudian la evolución temporal, de 1992 al 2005, del diámetro y la densidad de las poblaciones de Corallium, dentro y fuera de la Reserva Marina de las Islas Medas, y lo comparan con los resultados obtenidos en tres áreas marinas protegidas en Francia donde se prohíbe la pesca y el buceo.

A partir de esta comparación, se comprueba que las dimensiones de las colonias de coral rojo en las Medas son menores de lo esperado y están por debajo de lo que se observa en las colonias de las áreas marinas de Francia, sin pesca ni buceo. El estudio también constata que la especie es más abundante en la Reserva Marina de las Islas Medas que en áreas exteriores.

”El impacto del furtivismo causa una pérdida irreparable de las poblaciones de Corallium rubrum -subraya Cristina Linares-, y por esta razón sería conveniente plantear nuevas pautas de protección sobre pesca y buceo para preservar las poblaciones”.

El experto Bernat Hereu, coautor del estudio y también de la UB, añade que ”en la costa catalana el coral se encuentra a menos profundidad que en otras áreas mediterráneas. Esto tiene un gran interés para el sector turístico, pero hace que los pescadores furtivos puedan capturar las colonias sin demasiadas dificultades”.

Además de llevar a cabo una investigación aplicada para diseñar herramientas de gestión y conservación, los expertos colaboran con el Parque Natural del Montgrí, las Islas Medas y el Bajo Ter para restaurar los efectos del expolio que causa el furtivismo sobre las colonias de Corallium. Esta iniciativa tiene el objetivo de establecer protocolos para recuperar el coral confiscado por la justicia a los furtivos y reimplantarlo en los fondos marinos.

”Esta acción es puntual -señala Cristina Linares- y no resolverá el problema del coral. Es una opción para recuperar una parte del coral que todavía está vivo, reimplantarlo en el sustrato rocoso y convertirlo en una comunidad natural integrada en el resto del ecosistema marino”.

Reintegrar en el medio natural las colonias capturadas a los furtivos es una operación delicada y el éxito depende de muchos factores. Para saber si la iniciativa ha funcionado, en el futuro será necesario realizar monitorizaciones constantes de las colonias para comprobar si se han convertido en poblaciones viables.



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