Concretamente, el trabajo señala que la pérdida se ha debido a daños por tormentas (48%), la corona de espinas o acantáster púrpura -una especie invasiva de estrella de mar- (42%), y el blanqueamiento (10%).

El estudio muestra que el arrecife ha perdido más de la mitad de su cobertura de coral en 27 años y que, si esta tendencia se mantiene, la cobertura de coral podría reducirse a la mitad, otra vez, en 2022. En cuanto al patrón de disminución varía entre regiones. En la parte norte de la Gran Barrera de Arrecifes el coral se ha mantenido relativamente estable, mientras que en las regiones del sur la pérdida de coral ha sido más dramática, sobre todo en la última década.

Así, el trabajo muestra que hay tres factores mayoritariamente responsables de esta pérdida de la cobertura de coral. Los intensos ciclones tropicales han causado enormes daños, sobre todo en el centro y sur del arrecife, mientras que la estrella de mar corona de espinas ha afectado a las poblaciones de coral a lo largo de toda la longitud del arrecife. Además, dos sucesos graves de decoloración de corales también han tenido importantes impactos negativos en las partes septentrionales y centrales.

"Los datos muestran que los arrecifes pueden recuperar su cobertura de coral después de estos sucesos, pero la recuperación tarda entre 10 y 20 años", ha señalado uno de los autores, Hugh Sweatman, quien ha apuntado que, actualmente, "los intervalos entre las perturbaciones son generalmente demasiado cortos para una recuperación completa, y esto causa pérdidas a largo plazo".

El autor principal del estudio, John Gunn, ha señalado que "el estudio muestra que, en ausencia de la corona de espinas, la cobertura de coral se incrementaría en un 0,89% al año". "En la investigación se ha intentado comprender el ciclo de vida de la corona de espinas, para poder predecir y reducir su población", ha señalado.

En este sentido, Gunn ha apuntado que "no se puede hacer nada contra las tormentas, pero tal vez se pueda detener a la estrella de mar". "Si lo logramos, La Gran Barrera tendrá más oportunidades de adaptarse a la temperatura del mar y la acidificación del océano", ha afirmado.

Este hallazgo se ha basado en el programa de monitoreo de arrecifes más completo del mundo. El programa inició la vigilancia de más de 100 arrecifes en 1985, y desde 1993 ha incorporado registros anuales más detallados de 47 arrecifes.



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