Transporte responsable

El sector del transporte ofrece un servicio esencial a la sociedad actual y contribuye significativamente a mejorar la calidad de vida. En algunos casos, el transporte satisface una necesidad vital, como la distribución de alimentos, el desplazamiento al trabajo o a la escuela. En otros casos, facilita las actividades de ocio. Dependiendo del modo de transporte seleccionado, el trayecto podría generar un impacto variable sobre el medio ambiente y la salud humana. En muchos casos, podemos elegir.

Consideremos un trayecto de ida y vuelta de 5 kilómetros. Podríamos disponer de múltiples opciones: ir en bicicleta, desplazarnos solos en nuestro SUV (vehículo utilitario deportivo), compartir viaje con varios compañeros de trabajo o tomar el transporte público. Algunas opciones siempre serán más respetuosas con el medio ambiente que otras. A la vez, no todas las opciones estarán al alcance de todos. Por ejemplo, un terreno muy accidentado sin carriles bici en un día lluvioso solo atraerá a ciclistas en buena forma. Compartir un vehículo eléctrico también es más factible cuando se cumplen determinadas condiciones, como la disponibilidad de estaciones de recarga y la existencia de una comunidad de personas que comparten vehículo.

El sector del transporte implica a una amplia variedad de partes interesadas, desde los planificadores urbanos y los fabricantes de vehículos hasta los pasajeros. Para facilitar la transición hacia un sistema de transporte ecológico y sostenible, todos los agentes deben implicarse, sin temor a cuestionarse cualquier aspecto del actual sistema de transporte. Algunas de estas preguntas podrían forzarnos a reexaminar nuestros patrones de consumo y  estilo de vida: qué consideramos esencial y qué es lo que simplemente consideramos adecuado poseer.

Apoyo europeo a un transporte libre de carbono

Hoy en día, el transporte en Europa sigue dependiendo en gran medida del petróleo, con un número creciente de turismos vendidos, la mayoría de los cuales utiliza diésel. El objetivo de Europa consiste en dejar de depender de los combustibles fósiles.

El futuro del sector del transporte europeo viene definido por una serie de documentos de orientación de la UE, entre los que figuran la estrategia Europa 2020, la Hoja de ruta hacia una economía hipocarbónica competitiva en 2050 y la Hoja de ruta hacia un espacio único europeo de transporte, destinados a lograr un sistema de transporte competitivo y eficiente en recursos (citado como el Libro Blanco sobre Transportes 2011).

En ellos se definen claramente los desafíos que afronta el sector del transporte: desarrollar un sistema de transporte competitivo, reducir la dependencia europea del petróleo importado y recortar las emisiones de carbono en un 60 % en 2050 (en comparación con los niveles de 1990), al tiempo que se apoya el crecimiento y el empleo.

La UE ha asignado fondos a este fin. En concreto, se espera que cerca del 20 % de los fondos de la política de cohesión de la UE (alrededor de 70 000 millones de euros para el período 2014-2020) se orienten a apoyar las inversiones en el transporte. Más de la mitad de esta cantidad servirá de apoyo a la transición hacia un sector del transporte eficiente en materia de energía y descarbonizado.



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