Los indígenas de la comunidad de Santa Rita, en la Amazonía ecuatoriana, cultivan cacao desde hace siglos, pero recién hace un par de años degustaron los chocolates más galardonados del mundo que se elaboran con los frutos que crecen en sus chacras libres de pesticidas y fertilizantes.

De 760 habitantes, este colectivo de la etnia quichua se convirtió hace dos años en un importante proveedor de Pacari y Kallari, dos de las principales marcas de chocolate negro de Ecuador, donde se produce el cacao fino de aroma más apetecido del planeta, según…

Solamente entre 2012 y 2013, Pacari logró que dos de sus barras se alzaran con el primer puesto en el International Chocolate Awards, en Londres, y ubicar otras dos en el segundo lugar, mientras que en enero pasado la revista estadounidense de negocios y finanzas Forbes situó los chocolatres de Kallari entre los siete mejores del mundo.

Y detrás de esos éxitos están los nativos de Santa Rita, en la provincia de Napo (este), que desde hace dos años venden sus prodigiosas pepas a ambas empresas, a través de las cuales probaron por primera vez el chocolate negro, si bien desde tiempos antiguos consumían el cacao en diferentes presentaciones.

Las prácticas ancestrales de siembra que subsisten en esa población, donde la propiedad de la tierra es comunitaria, explican la calidad superlativa del grano, inversamente proporcional a la cantidad, dijo a Andes Santiago Peralta, representanede Pacari.

Es una relación con la naturaleza distinta a la occidental. Esta chacra está viva y el cacao es la alcancía del agricultor”, sostiene el empresario.

La comunidad ha sido beneficiaria de varios proyectos de impulso a la producción cacaotera desde 2002, cuando varias instituciones empezaron a llevar a su territorio plantas más productivas y resistentes a los hongos. Los insectos polinizan estos árboles, de unos dos metros de altura y hasta 70 anos de edad, generándose una suerte de hibridación (efecto sobre la calidad).

Actualmente, los indígenas de Santa Rita destinan 70 hectáreas a la siembra de frutales, entre ellos el cacao, que es el que más venden. Algunas empresas les pagan 30 centavos de dólar por libra de la pepa sin fermentar, un valor ínfimo si se considera que para sacar esa cantidad invierten al menos una hora de trabajo seleccionando las mazorcas maduras en plantas que producen, una vez al año, entre 15 y 30 frutas por planta.

Una tableta de 200 gramos de chocolate negro en Ecuador cuesta 2,60 dólares, mientras que en Estados Unidos llega a cinco dólares. Para elabaorar esta barra son necesarias 15 mazorcas (…), de acuerdo con Fabián Sánchez, de control de calidad de Pacari.

Una nueva iniciativa para apoyar esta forma de producción entregó insumos y enseñó a los aborígenes a fermentar el cacao para producir chocolate fino de aroma. Gracias a ello, la libra fermentada se vende en un dólar y estos recursos financian un proyecto turístico para que los extranjeros puedan ver la producción tradicional del grano y dimensionar su valor.

Los amazónicos han reservado, además, unas 1.400 hectáreas para la caza, actividad que complementa nuevas prácticas como la elaboración de chocolate por parte de las mujeres.

Los árboles de cacao de Santa Rita parecen silvestres: el musgo los cubre e insectos como arañas y hormigas hacen su vida en ellos. La única señal de intervención agrícola es la maleza que se ha segado con machete para ponerla junto a las plantas, con el fin de que se convierta en abono orgánico.

Hace poco, técnicos del ministerio de Agricultura también podaron las ramas más alta para permitir que la luz del sol penetre más, lo que evitará que los hongos dañen el fruto que deleita paladares a miles de kilómetros de la selva, en Nueva York, Los Angeles, Amsterdam o Seúl.

… Con una navaja, el controlador de calidad de Pacari hace cortes en las pepas que se secan sobre una mesa de madera dejando al descubierto vetas de colores oscuros, morados, chocolate. A las frutas recién cosechadas también las prueba y encuentra entre ellas una mazorca pequeña, la que menos semillas carga en el interior de la muestra que se ha sacado este día. En ella identifica tonos florales y la aparta para pedir al agricultor que siembre más de estas y tener mayor cantidad de ese fruto, pues su mercado de excelencia exige la calidad más que la cantidad.



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