¿Qué papel desempeña la energía nuclear para la transición energética española?

Nos encontramos en España, y en el mundo, ante una transición energética con las puertas abiertas de par en par porque la tecnología, la economía y el clima están cambiando y es el trío que sustenta, alimenta y limita nuestro modelo energético.

Un pieza de ese modelo energético es la energía nuclear, que como todas las demás fuentes térmicas es poco eficiente para producir electricidad. Representa un 10% de la energía primaria, en concreto 173.600 GWh de los que más de dos tercios se pierden porque al ser energía térmica sólo acaban pudiendo ser transformados en electricidad 56.000 GWh.

Esta cantidad representa el 22% de toda la electricidad que se produce, y que se reparte de la siguiente manera: un poco más de la mitad para el sector terciario, alrededor del 30% para la industria, un 10% va a las redes y un 6,5% es para las propias nucleares.

Por lo tanto, la energía nuclear está realmente sobrestimada si atendemos a su capacidad real de producción eléctrica. Respecto al consumo final, como las necesidades y cantidades de la demanda del sector terciario y el industrial son bien distintas, la inflexibilidad de la energía nuclear forzará los vertidos de las renovables según estas vayan aumentando su presencia en el sistema.

Otro de los elementos claves es que los siete reactores nucleares operativos en la actualidad están envejecidos y en los próximos ocho años caducarán todas las licencias de explotación, la última la de la central nuclear de Trillo, en Guadalajara, en el año 2024, alcanzando una vida útil media de 38 años. Un parque nuclear que se encuentra en pérdidas, según sus propietarios, que si realizan las inversiones necesarias para ampliar la vida de estas instalaciones, verán agravados estos problemas económicos.

Sin embargo, esto no quiere decir que a las nucleares no les hayan dado inmensos beneficios, pero estos dividendos parece que han sido repartidos en vez de ser utilizados para amortizar las instalaciones, para prever actualizaciones o reservar fondos para los costes por desmantelamientos y gestión de sus residuos radiactivos.

En muchas ocasiones los expertos en energía, cuando analizan la capacidad de suministro o realizan análisis economicos del sistema eléctrico olvidan que, además de energía, las centrales nucleares también producen residuos radiactivos. Si suponemos una vida útil de 40 años, que es la que plantea el actual Plan General de Residuos Radiactivos, el volumen de residuos de alta actividad que habrá que almacenar de forma definitiva asciende a casi 12.000 m3.

El coste de la gestión de estos residuos ascenderá a un mínimo de 20.200 millones de euros y la financiación disponible en este momento ni siquiera alcanza el 30%, este porcentaje es el más bajo de los países europeos occidentales para los que se dispone de información.



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