¿Qué es la pobreza energética? 

El problema de la energía es para ellos uno más y uno que complica todavía más las cosas. Igualmente, el contexto socioeconómico no ha puesto las cosas más fáciles. La crisis económica de los últimos años ha hecho que el número de personas expuestas a la pobreza energética haya ido en aumento. El efecto de la crisis se puede ver si se comparan las cifras de antes y de después: en 2006 se estimaba que un 10% de los hogares españoles sufrían de pobreza energética, en 2010 ya eran el 15%.

Cada vez existen más hogares en España en situación de pobreza energética

Como apuntaban en las conclusiones del informe elaborado para el Observatorio Social La Caixa sobre el tema hace ahora un año, “el número de hogares con un porcentaje de gasto en energía doméstica excesivo, falta de confort térmico en la vivienda y retraso en el pago de las facturas ha crecido de forma significativa ya desde 2007”. Otro indicador que permite ver cómo la energía se ha convertido en un elemento de tensión en los hogares está en ver las medias de gasto. El gasto medio de inversión en energía en los últimos años se ha ido reduciendo en España, lastrado por los años de crisis, y, lo que resulta más preocupante, se han empezado a producir fenómenos de brecha. La diferencia entre quienes padecen de pobreza energética y quienes no lo hacen es mayor de lo que lo era antes.

La energía tiene cada vez un impacto mayor en el presupuesto doméstico

Los elementos que se miden a la hora de comprender si los hogares se enfrentan o no a este problema suelen estar ligados al pago de recibos energéticos, al peso que esto tiene en los presupuestos familiares y, aunque la energía se emplea para más cosas que para ello, en las posibilidades que los hogares tienen para mantener una temperatura adecuada en el interior. No poder poner la calefacción es un indicador claro de que una familia se encuentra en esta situación. 

Más del 10% de los hogares españoles reconoce que no enchufa la calefacción en invierno

Según datos estadísticos del Instituto Nacional de Estadística del año 2014 que recoge el informe del Observatorio, el 11% de los hogares españoles reconoce que no es capaz de mantener su vivienda a una temperatura adecuada durante los meses fríos y un 25% está en la misma situación en los meses más cálidos.  Otras estadísticas hablan de un 8% de hogares en esta situación (es la cifra que da el estudio Pobreza Energética en España y Posibles Soluciones, de Economics for Energy).

Situación de la pobreza energética en España

Las estadísticas suelen ofrecer cifras similares: unos 5 millones de personas en España padecen los efectos de la pobreza energética. Los datos del Informe sobre Pobreza Energética en España 2016, de la Asociación de Ciencias Ambientales (ACA), hacen que el abanico de personas que puedan estar sufriendo en España de pobreza energética oscile entre unas cifras un poco más bajas y mucho más altas. Según sus indicadores, entre el 6 y el 21% de los hogares españoles podrían estar en esta situación, lo que deja a entre 2,6 y 12,1 millones de personas sufriendo de pobreza energética. Si ampliamos la foto a toda Europa, las cifras son mucho mayores. En todo el continente se estima que entre 50 y 125 millones de personas sufren sus efectos.

Los efectos de la pobreza energética 

La pobreza energética no implica simplemente tener que ponerse una pieza más de abrigo dentro del hogar o ser mucho más cuidadoso con cuántas luces se encienden y se apagan. En realidad, es un problema grave que tiene efectos que van mucho más allá de ajustar lo que se hace en casa. Los expertos han señalado que la pobreza energética tiene un efecto directo sobre la salud, especialmente entre aquellos grupos de la población que están en una situación de riesgo. Niños y ancianos sufren más de ciertas enfermedades y problemas cuando se encuentran en esta situación.

El cuerpo se expone a mayores problemas de salud

En general, vivir en un hogar que no esté en los meses fríos a una temperatura adecuada hace que el cuerpo esté más expuesto a problemas de corazón, circulación y respiratorios. Pero la lista de problema podría ir un poco más lejos y hay quienes apuntan que la pobreza energética podría acabar produciendo estrés, depresión e incluso absentismo escolar y laboral. El frío podría ser, según apuntan otros estudios, el culpable de entre el 10 y el 40% de las muertes adicionales durante el invierno. No hay cifras localizables similares para comprender cómo afecta del mismo modo durante el verano la pobreza energética, pero no es complicado imaginar que su efecto irá en una línea semejante.



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