¿Tres décadas pérdidas? Sin duda a nivel cuantitativo, aunque quizás no tanto en el cualitativo: el sector eléctrico español continúa lanzando a la atmósfera prácticamente el mismo volumen de gases de efecto invernadero que emitía en 1997, cuando el Protocolo de Kioto supuso, sobre el papel, la primera alianza planetaria para tratar de frenar el calentamiento global.

Según los datos de Red Eléctrica Española , el sector energético español emitió el año pasado el equivalente a 54,1 millones de toneladas de CO2, tan solo diez millones menos que en la fecha de la firma y únicamente 641.873 por debajo de las que lanzó en 1990.

Aunque, eso sí, son poco más de la mitad de los desmesurados 102,5 millones de 2005, en pleno calentamiento de la burbuja inmobiliaria previo a la crisis que estallaría tres años después. Sigue por encima del millón de toneladas por semana.

«Básicamente, estamos igual, y eso que ha aumentado el parque de renovables. Sólo el estallido de la burbuja y la crisis han conseguido reducir las emisiones«, señala Javier Andaluz, responsable de Cambio Climático de Ecologistas en Acción, que atribuye esa situación a «una actuación negligente» como fue la pasividad de los Gobiernos de José María Aznar para elaborar el Plan de Asignación de Emisiones que terminaría aprobando el ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero en 2005, fuera de plazo y sin que resultara efectivo hasta que el crack económico comenzó a dejar sentir sus efectos. Tanto este último como Mariano Rajoy compensaron documentalmente el exceso con la compra de derechos de emisiones a otros países.

Emisiones relativas

No obstante, en ese periodo ha aumentado notablemente la producción eléctrica, un 47,6% con respecto a 1997 y un 81,5% frente a 1990, lo que sí indica que se han reducido las emisiones relativas, las que se producen por cada kilowatio.hora generado. Aunque no lo suficiente como para arrastrar a la baja al conjunto del sistema, básicamente por el peso de sistemas contaminantes como los que utilizan carbón, gas y derivados del petróleo como combustible.

«Seguimos en niveles de renovables similares a los de hace una década, y se mantiene el sobredimensionamiento de tecnologías como las vinculadas al gas, que además disparan el precio de la electricidad para el consumidor cuando esas centrales se conectan a la red», anota Andaluz.

El cierre de las nucleares y las térmicas

Esa situación llega cuando el Gobierno tiene un principio de acuerdo con las eléctricas para cerrar entre 2025 y 2035 las nucleares que siguen operativas (varias superarán los 40 años de vida útil), que generan entre un 20% y un 25% de la electricidad del país, según los datos de Red Eléctrica, que cifra en un 21,4% su aportación el año pasado.

Y cuando Endesa confirma que en junio de 2020 comenzará la parada de las centrales térmicas de Andorra (Teruel) y de Compostilla (León), dos de las más contaminantes del sistema.

«Es posible quitar las nucleares y el carbón antes de 2025 solo con no renovar las licencias, lo que reduciría las emisiones y permitiría garantizar la cobertura de la demanda con renovables”, explica Sara Pizzinato, responsable de Energía de Greenpeace.

Esta organización ecologista publicó el año pasado el informe «Único sentido», basado en un trabajo del Instituto de Investigación Tecnológica de la Universidad de Comillas sobre varios escenarios energéticos y en el que sostiene esa tesis. «Toda la demanda se puede cubrir con renovables. El debate está en el tránsito», apunta.

Pizzinato, que llama la atención sobre la rigidez con las que las nucleares condicionan la gestión del sistema eléctrico al impedir la aportación de otras fuentes como las ‘verdes’, señala que «el ahorro y la eficiencia son más importantes para la eficiencia del sistema que las fuentes».

Coincide con Andaluz, que sostiene que «la posibilidad de generar en esos siete años la electricidad que ahora aportan las nucleares depende de cómo se desarrollen las renovables, cuya aportación se tira en ocasiones al no permitir su entrada en el sistema la falta de modulación de las nucleares».

Capacidad de producción

«La capacidad de producción del sistema duplica la demanda récord, que se dio en diciembre de 2007 con 45.450 megawatios/hora», señala. Por otro lado, hay antecedentes de parada de la mitad del parque nuclear, como ocurrió en mayo de 2011, sin efectos secundarios en el país. «Si se dimensionara correctamente, tampoco serían necesarias las interconexiones con Francia», añade.

En cualquier caso, Pizzinato señala como uno de los factores clave para esa transición actuar sobre la demanda potenciando el ahorro y mejorando la eficiencia, tanto en el consumo industrial como en el doméstico.

«Se trata de buscar el equilibrio entre la demanda y la producción en cada momento», explica. «Ahora se actúa sobre la producción, pero se puede adecuar la demanda a la generación moviendo los consumos, ya que hay cierta previsibilidad sobre los periodos de mayor producción», anota.

Fuente: Público,

Artículo de referencia: https://www.publico.es/economia/medio-ambiente-tres-decadas-perdidas-electricas-siguen-emitiendo-co2-kioto.html,



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