Forma de desplazarse en las ciudades

En vísperas del comienzo de la Semana Europea de la Movilidad (del 16 al 22), Greenpeace ha hecho público el resultado de unas negociaciones llevadas a cabo en los últimos meses con algunos Ayuntamientos que, de cumplirse, supondría un cambio radical en la forma de desplazarse en las ciudades: el compromiso de las grandes ciudades españolas de reducir un 50% las emisiones de gases de efecto invernadero causados por la movilidad urbana y metropolitana para el año 2030. Este es el acuerdo adquirido por las principales ciudades del país, para lo que se comprometen a poner en marcha medidas encaminadas a que el vehículo privado deje de ser el “dueño” de las calles en las ciudades.

Entre las firmantes están las grandes urbes como Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Zaragoza, Málaga, Murcia, Bilbao, pero también otras como A Coruña, Oviedo, León y Santiago de Compostela. La organización ecologista también está en conversaciones con otras ciudades como Palma de Mallorca y Cádiz, y confía en que el resto de municipios de más de 50.000 habitantes se vayan sumando en las próximas semanas a la iniciativa, la primera de estas características en España.

El objetivo al que las ciudades se han comprometido con Greenpeace hará que tengan que reorientar sus políticas de movilidad y los planes urbanismos que se apliquen y pongan en marcha en nuestros municipios, lo que debería provocar un cambio significativo en la movilidad de las ciudades respecto de la situación actual.

La iniciativa tiene por objetivo mejorar la situación detectada por Greenpeace y marcar el camino a seguir de aquí a 2030 para contribuir a los esfuerzos que se derivan del Acuerdo de París mediante un objetivo homogéneo y ambicioso, que sirva de referencia para los Planes de Movilidad, las Estrategias Climáticas, Planes de Calidad del Aire y todos los planes o estrategias que actúen sobre el transporte urbano y metropolitano. Todo lo contrario a lo que ocurre en la actualidad, donde los objetivos climáticos exigidos al transporte en las ciudades y áreas metropolitanas o no existen o son insuficientes. Además divergen totalmente (en porcentaje de reducción y fecha de cumplimiento) entre los distintos municipios y comunidades autónomas.

Este objetivo de reducción (respecto a los niveles de 2012), que pretende armonizar los esfuerzos en materia de movilidad urbana y metropolitana, es totalmente viable y alcanzable en un plazo de 14 años, tal y como demuestra el estudio El transporte en las ciudades: un motor sin freno del cambio climático, publicado por Greenpeace hace tres meses. Lograrlo tan solo requeriría orientar y dirigir las políticas de movilidad y urbanismo para que reduzcan, al menos, en un tercio los desplazamientos que actualmente se realizan en coche, aumenten entre un 15 y un 30% la ocupación de todos los medios de transporte motorizados, y se mejore la eficiencia de los vehículos, en parte por una mayor electrificación.

“Esta meta es relativamente sencilla de alcanzar si existe voluntad política para lograrlo, además no solo reduciríamos las emisiones que amenazan con alterar caóticamente el clima de nuestro planeta (la movilidad urbana genera el 10% de las emisiones totales en España), sino que además aumentaríamos significativamente la calidad de vida en nuestras ciudades al disminuir las 33.000 personas que cada año fallecen prematuramente en España como consecuencia de la contaminación” ha recordado Mariano González, responsable de la Campaña de Transporte de Greenpeace.

“Además de los beneficios para el clima, cabe señalar que en 2014 más de 73.000 personas sufrieron un accidente de tráfico en vía urbana, y este número podría reducirse significativamente, además de reducir los impactos en causados por el ruido del tráfico. En definitiva, hacer de nuestras ciudades lugares mucho más habitables y saludables a la vez que reducimos sus impactos ambientales”, ha concluido González



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