El transporte público demanda tener presencia en la futura Ley de Cambio Climático

Y es que si en una ciudad como Madrid el transporte genera el 41% de las emisiones contaminantes, de ese 41% los automóviles privados causan el 80% de la contaminación (es decir, 6 toneladas métricas de CO2eq), según el informe “Madrid 2020-2030. Un aire más limpio en una ciudad centrada en sus ciudadanos”, que ha elaborado Siemens con la colaboración del Ayuntamiento de Madrid.

ATUC considera que la mera contribución del transporte público a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero ya justifica de por sí el desarrollo de uno o varios artículos con medidas y acciones encaminadas a un nuevo modelo de transporte por parte de todas las administraciones con competencias en la materia y de forma coordinada entre ellas.

“Además, esta Ley del Cambio Climático debe instar de forma explícita al desarrollo de una Ley de Financiación del Transporte Público, de la que España carece actualmente siendo una excepción en toda Europa“, dice en un comunicado.

A su juicio, contar con una financiación estable y compartida entre las distintas administraciones es fundamental dada la relevancia del cambio que se promueve hacia medios sostenibles de transporte y la necesidad de garantizar la movilidad de todos los ciudadanos con calidad de servicio.

Transporte público sostenible

Para el secretario general de ATUC, Jesús Herrero, “teniendo en cuenta el impacto del transporte público urbano e interurbano en la reducción de las emisiones, su contribución a la reversión del cambio climático y la disminución de la congestión en los núcleos urbanos, su financiación debería sufragarse a través de los impuestos ambientales por los que viene apostando ya Bruselas con el fin de provocar cambios de comportamiento en los agentes contaminantes”.

A pesar de que las emisiones de un autobús equivalen a las de 50 coches privados, ATUC considera que son siempre menores que las del tráfico privado que sustituye. Además, la continua sustitución de motores de combustión diésel por otros de Gas Natural Comprimido o híbridos pueden reducir las emisiones en un 35%. Una solución que se ha probado con éxito en Barcelona, dónde TMB cuenta con la flota más limpia de Europa desde finales de 2012.

Pero yendo más lejos, los gestores del transporte colectivo también están trabajando en los autobuses completamente eléctricos, que en ciudades de medio millón de habitantes pueden suponer un ahorro de hasta 10 millones de euros. En España, algunas empresas ya han puesto en circulación este tipo de vehículo como Dbus, en San Sebastián, TMB, o la EMT de Madrid (éste último cuenta con una flota de minibuses).



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