La solución para disminuir la huella de carbono es cambiar la dieta

En líneas generales, los requisitos de una dieta baja en carbono están relacionados con:

  • Consumir productos de temporada y cercanos y si es posible ecológicos.
  • Consumir más alimentos de origen vegetal que animal.
  • Utilizar la energía de forma eficiente antes, durante y después de cocinar.
  • Reaprovechar los restos de comida para elaborar otras recetas.

Vamos a ver con más detalle cómo podemos llegar a esa dieta ecointeligente:

Consumir alimentos de temporada

Consumir alimentos en el mes o época que le corresponde ayuda a respetar su ciclo natural de producción y ser más respetuosos con el medio ambiente. Poder disponer de toda clase de frutas y verduras durante todo el año (sin entrar en consideraciones nutricionales, de sabor o textura) genera un gran consumo energético en toda la cadena productiva, desde su cultivo hasta llegar al consumidor.

Comprar y comer lo que tenemos cerca

Consumir alimentos cercanos y estacionales reduce la necesidad de transporte, distribución y almacenamiento disminuyendo las emisiones de CO2 por kg de alimento. Favorece la actividad agrícola local, dinamiza la economía y permite la conservación de la biodiversidad agrícola autóctona.

Disminuir el consumo de productos de largo recorrido

En 2011 España importó más de 25 millones de toneladas de alimentos, emitiendo más de 4 millones de toneladas de CO2. Son alimentos propios del lugar de origen, como el café, que se consumen en lugares lejanos. Alimentos que se cultivan lejos, pero que podrían producirse cerca, como las lentejas. Por contra, alimentos que producimos aquí los exportamos y se consumen lejos, como los de la agricultura ecológica.

Preferir alimentos de producción ecológica

Consumiendo alimentos ecológicos se apoya un modelo productivo que utiliza técnicas respetuosas con el medio ambiente. No emplea productos químicos de síntesis (que en su fabricación y transporte producen grandes emisiones de gases de efecto invernadero), está menos mecanizado que el modelo intensivo y favorece la biodiversidad.

Comer más productos de origen vegetal y menos carne

Se estima que la actividad ganadera mundial es responsable del 18% de las emisiones de gases de efecto invernadero, un porcentaje mayor que la generada por todo el transporte. Esto es debido a la deforestación para pastos y cereales, las emisiones intestinales de metano del ganado vacuno, del óxido nitroso de las heces, y el elevado gasto energético de granjas, transporte, almacenamiento y refrigeración.



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