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Existe desde hace siglos y podría engullir a todo el planeta Tierra. Se trata de la Gran Mancha Roja (GRS, por sus siglas en inglés), una tempestad en Júpiter de 16.000 kilómetros de ancho que lleva intrigando a los científicos durante cientos de años.

Ahora, gracias a los datos recopilados por la misión Juno, de la NASA, sabemos algo más de ella: está ‘enraizada’ en las profundidades de la atmósfera del gigante gaseoso mucho más de lo que se pensaba, e incluso puede tener vínculos con el interior del planeta. Los resultados se acaban de publicar en dos estudios (que se pueden consultar aquí aquí) en la revista ‘Science’, además de un artículo adicional en Journal of Geophysical Research.

Júpiter presenta grandes tormentas y bandas de vientos que giran a su alrededor, incluida la Gran Mancha Roja. Sin embargo, los científicos no tienen claro si estos fenómenos se limitan solo a existir en las partes altas de la atmósfera o se extienden a mayor profundidad. Los investigadores analizaron de dos formas paralelas los vórtices atmosféricos jovianos -es decir, las tormentas en forma de espiral-.

«Anteriormente, Juno nos sorprendió con indicios de que los fenómenos en la atmósfera de Júpiter eran más profundos de lo que podríamos esperar», afirma Scott Bolton, investigador principal de la misión del Southwest Research Institute en San Antonio y autor principal del artículo de ‘Science’ sobre la profundidad de los vórtices de Júpiter. «Ahora, estamos empezando a unir todas estas piezas individuales para obtener la visión 3D de cómo funciona la hermosa y violenta atmósfera de este gigante gaseoso».



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