Sigue flotando DDT en los ríos españoles

 

Hace 70 años, el suizo Paul Hermann Müller ganaba el premio Nobel de Química por su descubrimiento del dicloro difenil tricloroetano, insecticida más conocido por su célebre acrónimo: DDT. Este producto tuvo un auge enorme en África o Latinoamérica, donde fue un importante aliado en la lucha contra la malaria, y una caída igualmente impresionante cuando los ecologistas -y más concretamente Rachel Carson, autora del ensayo «Primavera Silenciosa» de 1962- denunciaron sus efectos sobre los ecosistemas.

Treinta años después del Nobel de Müller, España prohibía tajantemente el uso del producto, al igual que otros países europeos. Sin embargo, un nuevo informe presentado hoy por Ecologistas en Acción y la organización europea Pesticide Action Network sobre disruptores endocrinos en los ríos españoles revela que tres de nuestros ríos más importantes, el Ebro, el Júcar y el Segura, siguen transportando restos de DDT, un producto químico insoluble en el agua.

El informe «Ríos hormonados. Amplia presencia de plaguicidas disruptores endocrinos en los ríos españoles» analiza la presencia de estos componentes en las principales cuencas hidrográficas y también su evolución entre 2012 y 2016. De los ríos más importantes de la península, tan solo en el Segura -conocido por ser uno de los más limpios de España en los últimos años- y en el Cantábrico hay hoy menos plaguicidas que hace cinco años.

En cuanto al DDT, su presencia en estos tres cauces fluviales tiene características muy diferentes. Mientras en el Ebro la presencia es testimonial (sólo apareció en tres de las 277 mediciones), el DDT fue una de las principales sustancias detectadas en los ríos del Levante español. En el Segura el DDT apareció en 98 de 99 mediciones (la proporción es similar a los análisis de 2012, unos 0,08 microgramos por litro). La situación más crítica se da en el Júcar, el río con más plaguicidas detectados y donde el DDT apareció en 350 de 350 análisis. Su proporción es hasta de 0,4 microgramos por litro, cuatro veces superior a la de 2012.

¿Cómo puede aparecer hoy?

Pese a su degradación, el DDT puede permanecer hasta treinta años en el medio ambiente, atrapado en el suelo o deslizándose hasta los acuíferos. Sin embargo, lo habitual es que se descomponga en sus metabolitos: DDD y DDE. Por ello a los autores del informe les ha sorprendido encontrar DDT en su estado original, lo que apunta a un uso reciente. «Claramente es algo ilegal que debería investigar la policía», explica a Teknautas Dolores Romano, responsable de políticas de sustancias químicas de la organización ecologista. «En teoría ese DDT se debería haber degradado».

«En el caso del lindano sabemos que ha habido vertidos ilegales por toda la península», añade, «pero el DDT, ¿por qué aparece? Además no solo aparece en agua, la gente que hace monitorización en sangre humana también encuentra DDT, creo que todo esto apunta claramente a un uso ilegal».



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