El Duero a su paso por los Arribes en el tramo comprendido entre los embalses de Villalcampo y Castro ofrece desde hace tres días un aspecto estremecedor. Miles de peces muertos, algunos en descomposición, flotan en el agua o se acumulan en las orillas del cauce desde el pasado domingo.

La Consejería de Medio Ambiente, la Confederación Hidrográfica del Duero e Iberdrola trabajan a destajo desde el lunes en la zona en la retirada de los peces muertos y en el análisis de diversas muestras de agua para esclarecer el origen de la mortandad.

Los técnicos desplazados al lugar calculan que en los últimos dos días se han retirado del Duero alrededor de cinco mil peces, aunque todo apunta a que la cifra aumentará con el paso de las horas dado que siguen apareciendo ejemplares sin vida.

Aunque los primeros resultados de los análisis efectuados por la CHD confirman que la mortandad de peces tendría su origen en la falta de oxígeno, tanto Confederación como la Consejería de Medio Ambiente como la empresa Iberdrola, que gestiona ambos saltos hidroeléctricos, guardan silencio sobre las razones que explicarían esa falta de oxigeno en el agua.

La empresa eléctrica ha descartado cualquier relación con la muerte de los peces. Alega Iberdrola que en la actualidad no se está efectuando ningún tipo de obra en el salto de Villalcampo, ni se ha realizado maniobra alguna con sus turbinas. Además, señalan en la empresa eléctrica, que la mayor parte de los peces han aparecido varios kilómetros aguas abajo del embalse.

El tramo afectado por la falta de oxigeno, a la vista de los peces muertos aparecidos, tiene una longitud de ocho kilómetros. Las especies más afectadas son los barbos y los alburnos, aunque también han aparecido gran cantidad de carpas y lucios.

Aunque entre los peces muertos hay ejemplares de todos los tamaños, testigos presenciales aseguran que buena parte de los ejemplares retirados o que flotan en las aguas del Duero destacan por su espectacular tamaño.

También se ha podido comprobar la aparición de algunas anguilas muertas, una especie que se daba prácticamente por extinguida en esta parte del Duero. Mientras Medio Ambiente y Confederación analizan las muestras tomadas en el Duero para aclarar el origen de la mortandad de peces, los vecinos de los pueblos cercanos a este tramo de los Arribes se han visto obligados a consumir agua embotellada.

Villardiegua, Villadepera, Carbajosa y Pino, las localidades que toman agua directamente del cauce del río para el abastecimiento de los vecinos, han dejado de beber agua del grifo a la espera de que se aclare el origen de la contaminación de las aguas del Duero.

En Villadepera, el Ayuntamiento ha dictado un bando prohibiendo a los vecinos consumir agua de la red de abastecimiento. "Estamos muy preocupados, la falta de oxígeno tiene que tener una causa y la presencia de miles de peces muertos en el río puede suponer un problema de salud pública", señala José Ignacio Isidro, el alcalde del pueblo.

Hasta que no lleguen los resultados oficiales, los vecinos tendrán que beber agua de las fuentes o embotellada. "La gente quiere saber qué ha pasado, porque está no es la primera vez que ocurre algo parecido y el medio ambiente y el Duero se merecen una explicación".

En el pueblo, señala el alcalde, todos vinculan la periódica aparición de peces muertos con la presa de Villalcampo.

"Los vecinos piensan que algo tiene que ver, dado que el río en esa zona es muy profundo y no hay posibilidad de que el calor afecte a la calidad de las aguas y tampoco hay accesos a las orillas que puedan facilitar algún vertido tóxico", señala el alcalde.



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