Fotografía: © Isaac Fernández Galisteo – www.naturalezavision.net

Mañana, sábado 13 de mayo, se celebra el Día Mundial de las Aves Migratorias, cuyo enfoque en 2023 es el agua. La Convención sobre la Conservación de las Especies Migratorias (CMS), el Acuerdo sobre la Conservación de las Aves Acuáticas Migratorias Afroeuroasiáticas (AEWA) y el Medio Ambiente para las Américas (EFTA) se han unido para fortalecer el reconocimiento mundial y el aprecio por las aves migratorias.

El agua, enfoque principal del Día Mundial de las Aves Migratorias en 2023

Este año, la campaña se centrará en lo fundamental que es el agua para las aves migratorias ya que, la gran mayoría, dependen de los ecosistemas acuáticos durante sus ciclos vitales. Humedales interiores y costeros, ríos, lagos, arroyos, marismas y estanques son vitales para alimentarse, beber o anidar, y también como lugares para descansar y repostar durante sus largos viajes.

Los ecosistemas acuáticos están cada vez más amenazados y también las aves migratorias que dependen de ellos. La creciente demanda humana de agua, así como la contaminación y el cambio climático, están teniendo un impacto directo en la disponibilidad de agua limpia y en el estado de conservación de muchas aves migratorias.

Aves migratorias, la clase del reino animal que más me fascina

Como fotógrafo de naturaleza, las aves son la clase del reino animal que más me fascina y, especialmente, las aves migratorias. Son especies que sólo se pueden observar durante un periodo de tiempo a lo largo del año. Sus viajes migratorios son verdaderas gestas dentro del reino animal. Recorren grandes extensas distancias en condiciones muy adversas para encontrar alimento o realizar las puestas.

Como ejemplo de aves migratorias, he podido fotografiar los grandes grupos de individuos de ánsares comunes (Anser anser) que invernan en la Reserva Natural de las Lagunas de Villafáfila, llegando desde el norte de Europa, así como el milano real (Milvus milvus) que también llega desde el norte de Europa a la Península para invernar, al contrario que el milano negro (Milvus migrans), que llega en primavera desde tierras africanas.

Otra de las aves migratorias, que más me atraen son los abejarucos europeos (Merops apiaster), que durante la primavera y el verano, colorean el cielo y los campos de la Península ibérica y los frailecillos atlánticos (Fratercula árctica), los cuales pude fotografiar, durante el verano, en la isla de May, en Escocia.

¿Alguna vez os habéis preguntado qué sería de nuestro planeta sin aves?

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Fuente: Isaac Fernández Galisteo – Técnico de Medio Ambiente de Ambientum



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