La ministra de Medio Ambiente, Elena Espinosa, señaló ayer que los embalses del sistema Ter-Llobregat distan aún de encontrarse en un estado de normalidad, por lo que el trasvase y el decreto que lo sustenta tienen plena vigencia. La puntualización de Espinosa se produjo apenas 24 horas después de que, en unas ambiguas declaraciones, dejara la puerta abierta a la anulación del trasvase en caso de que lloviera lo suficiente como para garantizar el suministro.

La ministra dijo haber mantenido, asimismo, varias conversaciones telefónicas con el presidente de Aragón, Marcelino Iglesias, para trasladarle "que todavía no se dan las condiciones para paralizar el decreto". El esfuerzo de persuasión de Espinosa no obró, sin embargo, efecto alguno. Iglesias anunció, también ayer, que si se inician las obras del trasvase ;el comienzo está previsto para dentro de dos o tres semanas; su Gobierno interpondrá un recurso contencioso-administrativo contra el decreto ley que permite abastecer con agua del Ebro a Barcelona.

"Hace un tiempo hubo una sequía en Catalunya (ironizó Iglesias) y Aragón apoyó el decreto porque no era lógico" que Barcelona se quedara sin agua. De hecho, expuso, lo apoyó "hasta que las propias autoridades catalanas certificaron que ya había agua suficiente para regar y llenar piscinas". Es decir, hasta que se produjo uno de esos volantazos que ayer llevaron a Oriol Pujol Ferrusola a definir la gestión de la sequía como "una casa de barrets".

Las tornas, según el presidente aragonés, han cambiado tras las lluvias de los últimos días. "El decreto ley no puede estar vigente porque no hay situación de emergencia". Pese a la posición contraria que mantienen tanto el Gobierno central como el catalán, Iglesias dijo no sentirse "indefenso".

Sin cifra de hectómetros

Según Espinosa, aún no se puede prescindir de la prolongación del minitrasvase del Ebro a Tarragona. Sin mojarse, es decir, sin precisar cuál es la cifra de hectómetros embalsados que aconsejaría detener el proyecto, insistió en que "el nivel mínimo que permitiría paralizar las obras de la prolongación del minitrasvase del Ebro a Tarragona es el que garantice el suministro para uso de boca de la población". "A fecha de hoy ,sentenció la ministra, no hay la cantidad suficiente para que se pueda dar esa condición".

A fecha de ayer, los niveles embalsados en el sistema Ter-Llobregat (del que beben 5,5 millones de personas) alcanzaban ya el 33,54 por ciento de la capacidad total. Esto es, 205 hectómetros cúbicos, 80 más que a principios de abril, cuando se rozó la entrada en emergencia y exactamente el mismo nivel en que se encontraban en el mes de noviembre, justo cuando se empezaron a activar las primeras medidas paliativas. En el conjunto de las cuencas internas de Catalunya, el porcentaje alcanza el 33,15 por ciento para un total de 222 hectó metros cúbicos. Hace un año estaban en el 52,4 por ciento.

Segunda planta

Por otra parte, el Govern dio ayer un nuevo paso en su apuesta estructural por la desalación de agua de mar y aprobó la ampliación de la instalación de la Tordera, en Blanes (Selva), que permitirá, una vez finalizadas las obras, disponer de 20 hectómetros cúbicos al año. El coste de la ampliación será de más de 60 millones de euros y las obras empezarán en junio. El proyecto prevé también construir una nueva captación de agua de mar que servirá tanto para esta desalinizadora como para la nueva, de 60 hectómetros cúbicos al año de capacidad, que se construirá aledaña a Tordera 1. La previsión fija que esta nueva planta entrará en servicio en el 2012.



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