Un sistema fluvial con deltas y lagos cubrió hace millones de años el cráter Gale, en Marte. 

Así lo sugieren las imágenes de rocas y sedimentos captadas por el rover Curiosity, que recorre ahora esta región marciana por donde una vez discurrió el agua.

“Los accidentes geográficos de la zona septentrional del cráter Gale muestran series de rocas sedimentarias. Basándonos en las imágenes tomadas por el rover Curiosity, interpretamos que estos afloramientos son una evidencia de entornos fluviales, deltaicos y lacustres en el pasado”. Esta es la conclusión de un estudio que el investigador John Grotzinger, del Instituto de Tecnología de California (EE UU), y otros autores publican esta semana en la revista Science.

Hasta ahora, las hipótesis sobre la historia de esta región marciana se habían basado en observaciones tomadas desde el espacio, pero los datos sobre el terreno recogidos por Curiosity han permitido a los investigadores probar directamente la hipótesis de que los grandes cráteres de impacto fueron capaces de acumular y almacenar agua durante períodos de tiempo considerables.

Los nuevos datos proporcionan una visión sin precedentes en los patrones del agua, el clima y la habitabilidad del planeta rojo

Dentro del cráter Gale, el rover descubrió las denominadas clinoformas (un conjunto de capas de geometría singular frecuentes en la parte sumergida de los deltas) que no se podían ver desde los orbitadores. El equipo coordinado por Grotzinger analizó los sedimentos a lo largo de estas clinoformas, notando que la superficie de la cuenca había ido aumentando con el tiempo.

Sumando estas observaciones a los cálculos de la erosión del borde del cráter, los científicos dedujeron que en el pasado se produjo agradación acumulación de sedimentos. La erosión de la pared y borde norte del cráter Gale generó grava y arena que fue transportada hacia el sur por corrientes superficiales.

Con el tiempo, estos depósitos avanzaron hacia el interior del cráter, convirtiéndose en finos granos de arena aguas abajo. Así se fueron formando los deltas que marcan el límite de un antiguo lago, donde los sedimentos más finos y arcillosos se fueron acumulando, alcanzando un espesor de al menos 75 metros.

Lagos durante casi 10.000 años

“A pesar de la presencia de agua fuese probablemente transitoria, los antiguos lagos individuales en esta región se mantuvieron estables de 100 a 10.000 años, potencialmente el tiempo suficiente para sustentar la vida”, señalan los autores.

La erosión eólica alteró los depósitos para formar el monte Sharp en el centro del cráter

El área que ha recorrido Curiosity pudo necesitar entre 10 mil y 10 millones años en acumular sus depósitos, lo que sugiere que los lagos transitorios se mantuvieron probablemente a lo largo de todo ese tiempo con un nivel freático de agua similar.

Por otra parte, las evidencias sugieren que, poco a poco, la erosión eólica alteró los depósitos en el cráter hasta formar el monte Sharp que hoy aparece en su zona central, como ya sugerían estudios anteriores. Estos nuevos datos proporcionan una visión sin precedentes en los patrones del agua, el clima y la habitabilidad del planeta rojo.

Como comenta el científico Marjorie Chan de la Universidad de Utah (EE UU) en una artículo paralelo, “cuanto más se parece la geología de Marte a la de la Tierra, más probable es que alguna forma de vida se hubiera podido desarrollar en las aguas marcianas”.



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