Entras en casa, abres el grifo, añades jabón y te frotas las manos durante 30 segundos. Te lo han repetido hasta la saciedad: un correcto lavado de manos es clave para evitar contagios por coronavirus. Pero, ¿cuál sería tu rutina si al abrir el grifo no saliera agua? Esta es la realidad que viven 3.000 millones de personas a diario. El 40% de la población mundial no tiene acceso a agua potable o a instalaciones de saneamiento e higiene.

“Lavarse las manos con jabón es una de las cosas más baratas y efectivas que se puede hacer para protegerse y proteger a otros contra el coronavirus, así como muchas otras enfermedades infecciosas. Sin embargo, para miles de millones, incluso este paso más básico está simplemente fuera del alcance” explica Sanjay Wijesekera, director de Programas de UNICEF.

No es asunto baladí. La Organización Mundial de la Salud (OMS) asegura que solo una de cada cuatro personas en países con bajos ingresos tiene una instalación para lavarse las manos: “la higiene de manos en el momento adecuado salva vidas”, afirmaba la organización en una campaña de 2017.

Si se hace correctamente (con jabón y durante al menos 30 segundos) elimina hasta el 80% de los microbios presentes en la superficie de la piel, reduce la posibilidad de contagio un 25% en enfermedades respiratorias y un 50% en intestinales o diarreicas. Pero para muchos este gesto se convierte en utopía cuando ni siquiera disponen de agua corriente en sus domicilios.

Agua potable: un derecho, un privilegio

100 litros diarios por persona. Es la cantidad de agua de la que deberíamos disponer para satisfacer necesidades básicas como higiene personal, consumo y alimentación. También es una de las metas de la Agenda 2030 de Naciones Unidas: garantizar el acceso universal, equitativo y a un precio asequible de agua potable y servicios de saneamiento e higiene.

La estableció en 2015. Mucho antes de esta pandemia. Los datos que la ONU destacaba entonces –y que mantiene en la actualidad- son alarmantes: cada día, alrededor de 1.000 niños mueren debido a enfermedades diarreicas asociadas a la falta de higiene; la falta de servicios básicos de saneamiento afecta a 4 billones de personas en todo el mundo.

México, Chile, Venezuela, India, Bangladesh, Mozambique… también España. Una búsqueda rápida en Google muestra varios casos de localidades de Andalucía, Extremadura y Castilla y León que se enfrentan al virus sin agua.

Encontrar soluciones ante este reto era ya entonces una prioridad. Ahora se ha convertido en urgencia. La llegada de la Covid-19 ha multiplicado exponencialmente los riesgos a los que se enfrentan y ha puesto de manifiesto la falta de servicios básicos en muchas comunidades.

Consciente de los riesgos, al inicio de la crisis la ONU instó a los Gobiernos a prohibir los cortes de suministro y proporcionar agua gratuita a los más desfavorecidos. Sin agua para la higiene, el contagio de enfermedades se multiplica. Pero el reto es asegurar el acceso al agua en cada rincón del planeta. Ahora y después de la pandemia.

Hay muchos que ya concentran sus esfuerzos en hacerlo

Incluso en zonas aisladas se han desarrollado iniciativas que demuestran que existen soluciones viables para garantizar un derecho tan básico como el agua. Y que además cumplen otra de las metas del ODS 6: ampliar la cooperación internacional y el apoyo a países en desarrollo para la creación de programas y el uso eficiente de recursos hídricos.

En pequeñas comunidades de Oaxaca (México), la fundación acciona.org ha implantado instalaciones adaptadas a las características de la zona. En una región en la que la carencia de recursos y la sequía son habituales, estos sistemas garantizan agua potable y saneamiento para 140 familias.

El agua llega en perfectas condiciones gracias a una correcta captación y potabilización y el saneamiento está garantizado mediante baños secos. Así, la propia comunidad optimiza los recursos mientras genera un ambiente salubre y evita el contagio de enfermedades.

Asegurar la calidad del agua potable para el consumo humano y saneamiento es esencial en plena pandemia. Debería seguir siéndolo en cada momento y rincón del planeta. Las soluciones existen. Estamos a tiempo de implementarlas y construir un mundo mejor, para todos.

Fuente: CRISTINA DEL ESTAL ESPESO / PLANETA INTELIGENTE – EL MUNDO,

Artículo de referencia: https://planetainteligente.elmundo.es/retos-y-soluciones/y-si-no-pudieras-lavarte-las-manos,



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