En su artículo 4, el reglamento establece medidas para la protección de hábitats esenciales para la pesca, como el coralígeno y los mantos de rodolitos, medidas que aún no han sido aplicadas por España, tras seis años ya de la entrada en vigor de la normativa comunitaria.

“Hemos solapado numerosos estudios sobre la presencia de hábitats protegidos en el Mediterráneo con las zonas de pesca donde se utilizan artes dañinas. En el sur de Mallorca, tenemos suficiente información para elevar a la UE una queja por incumplimiento del artículo 4 del Reglamento del Mediterráneo, que lleva seis años en vigor”, declara Xavier Pastor, Director Ejecutivo de Oceana en Europa.“Algunos casos son tan evidentes y vergonzosos que claman sanción inmediata, como el arrastre sobre rodolitos en la reserva de Migjorn o el destrozo del coralígeno único del Fort den Moreu, al este del Parque Nacional de Cabrera”.

La importancia del coralígeno y los mantos de rodolitos radica en que son formaciones tridimensionales de algas rojas calcáreas que dan cobijo a cientos de especies, muchas de ellas pesqueras, que aprovechan estos recovecos para refugiarse, desovar y hallar alimento. A pesar de su importancia ecológica y de tratarse de hábitats protegidos, están siendo destrozados por artes de pesca prohibidas por la normativa europea en ese tipo de fondos.

“Durante años, la falta de cartografía ha propiciado una excusa perfecta para no cumplir con las obligaciones establecidas, pero a día de hoy existen suficientes datos para aplicar el Reglamento y dar comienzo a la declaración inmediata de zonas protegidas”, añade Pastor. “Aparte, los propios pescadores se dan cuenta de que están faenando sobre fondos de coralígeno o rodolitos porque suben enganchados en las redes”.

La información sobre hábitats esenciales a la que hace referencia Oceana está recogida en una larga lista de proyectos, tanto financiados con fondos comunitarios, como EUSEAMAP o MEDISEH, como financiados directamente por España, como MIGJORN o DRAGONSAL, o el Estudio bionómico de Cabrera de Oceana, cofinanciado por la Conselleria de Medi Ambient del Govern balear. Todos estos estudios, cuya realización conlleva la inversión de grandes cantidades de dinero público, tienen un objetivo común, que es la conservación de los recursos pesqueros y los hábitats marinos más importantes, por lo que Oceana reclama la puesta en valor de estas investigaciones y la aplicación de las recomendaciones de protección derivadas de ellas.



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