Según consta en el memorando de entendimiento firmado por las dos organizaciones por un período de tres años, ambas unen sus fuerzas para promover sistemas alimentarios y agrícolas más inclusivos a nivel local, nacional e internacional.

Las actuaciones se centrarán principalmente en campañas conjuntas de promoción, fortalecer las redes locales, regionales y globales y dar a conocer iniciativas mundiales como el Año Internacional de Agricultura Familiar que se desarrollará en 2014. Estas iniciativas pondrán de relieve el valor de los alimentos y cultivos locales olvidados, además de abordar el acceso a los mercados para los productores a pequeña escala, la mejora de la conservación y uso de la biodiversidad, la reducción de las pérdidas y el desperdicio de alimentos y la mejora del bienestar animal.

En la firma del documento, el Director General de la FAO, José Graziano da Silva, señaló que "Slow Food y la FAO comparten la misma visión de un mundo sostenible y sin hambre, salvaguardando la biodiversidad para las generaciones futuras. El acuerdo de hoy, que prevé una serie de importantes iniciativas conjuntas, es un un paso más hacia ese objetivo".
Por su parte el Presidente de Slow Food, Carlo Petrini, indicó que la colaboración con el organismo de la ONU “deriva de nuestro objetivo común de promover la riqueza de las tradiciones gastronómicas locales, en defensa de la biodiversidad alimentaria y en apoyo de los pequeños campesinos y productores".

Valorar la comida tradicional

Entre las actividades que contempla el acuerdo destacan la protección de los productos alimentarios tradicionales y la promoción de las tradiciones culinarias, así como el patrimonio cultural de las comunidades rurales. De forma específica, Slow Food puede ayudar a realizar inventarios de especies locales, indígenas e infrautilizadas que son potencialmente importantes para la seguridad alimentaria, apoyando así el papel de la FAO en la revalorización y promoción de los cultivos olvidados.

La FAO y Slow Food trabajarán conjuntamente para facilitar el acceso a los mercados a los pequeños productores a través de las organizaciones y cooperativas de productores más fuertes. Slow Food puede apoyar a los productores a organizarse y acortar la cadena de suministro de alimentos, incluyendo la comercialización, el etiquetado y el embalaje, garantizando así precios justos para productores y consumidores.

Ambas organizaciones promoverán el bienestar animal como elemento primordial para añadir valor a los productos de origen animal y aumentar los ingresos de los agricultores y otros actores en la cadena alimentaria. El papel de Slow Food en este caso sería desarrollar y promover directrices y herramientas específicas para la aplicación de mejores prácticas.



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