Están surgiendo muchas iniciativas de agrocompostaje, la opción más eficiente desde el punto de vista energético, de nutrientes y de emisiones de gases de efecto invernadero. Y estas iniciativas están surgiendo ante la inminencia del 2020, que marca el final de un tiempo de la gestión de residuos en el que “casi todo ha valido”.

El agrocompostaje está perfectamente alineado con el concepto de economía circular y va a revolucionar la concepción de los ciclos de los diferentes materiales orgánico y técnico que empleamos en nuestras vidas.

En materia de orgánica el concepto de ciclos virtuosos, que implica baja tecnología, bajo consumo energético y circuitos locales, es clave para entender el papel de futuro que jugará el agrocompostaje.

El objetivo del agrocompostaje es reciclar desde el sector agrario los residuos de las actividades agrarias, pero también los orgánicos urbanos, eso sí, adecuadamente separados en origen.

La separación en origen es uno de los mayores retos junto con la adecuación normativa para estas pequeñas plantas de economía circular de la materia orgánica de modo territorializado y que fortalecen los sistemas alimentarios circulares y locales.

Si el 10% de los residuos orgánicos de España se destinarán a agrocompostaje, unos 1.000 agricultores se beneficiarían de una renta de 15.000 € al año

Desde hace años el agrocompostaje lleva expandiéndose en países como Francia, Austria, Alemania o Bélgica con notables resultados de coste, ambientales y de mejora y diversificación de renta de los agricultores.

Durante estos meses de verano del 2018 hemos puesto a funcionar un Grupo Operativo suprautonómico, liderado por la Sociedad Española de Agricultura Ecológica en que han participado cinco de las siete comunidades autónomas que estamos apostando por esta tendencia en España.

Referentes en España

En España se pueden mencionar como referentes los del municipio de Larrabetzu en el participan desde el 2014 más de 150 hogares: un sistema de recogida selectiva que realizan repartiéndose los días 3 agricultores locales, con el aporte de un gran restaurante de prestigio.

Madrid es otro de los municipios que primero comenzaron con esta línea de trabajo en 2016. Se inició con una pequeña experiencia piloto en 2016, y que ya ha alcanzado más de 200 t en este último año, implicando a dos huertas agrocompostadoras en el valle del Jarama.

Parece que todos los caminos del compostaje descentralizado se están congregando en torno al agrocompostaje como la forma más efectiva de hacer economía circular con la materia orgánica, porque fortalece la capacidad de producir y suministrar alimentos frescos y de temporada en los entornos de las ciudades.

En todos los casos uno de los principales problemas es el de las autorizaciones: se solicita casi lo mismo a una pequeña planta en huerta de 50 t/año que para una planta de 10.000 t año. Y no existe una normativa de tratamiento en clave de economía circular, adaptada al sector agrario.

Desde el Grupo Operativo de Madrid, que lleva ya casi un año de estudios y gestiones preliminares, se ha analizado las principales legislaciones que en esta materia existen por todo el mundo con el objetivo de plantear una propuesta de ley de compostaje descentralizado, en que están trabajando de modo coordinado por todo el Estado diferentes organizaciones.

La Comunidad Valenciana es otra de las comunidades que más ha desarrollado esta línea en los dos últimos años, con decenas de pequeñas plantas de tratamiento de residuos agrícolas, y algunas que están incorporando residuos urbanos, todo ello dentro de la estrategia autonómica de agricultura ecológica.

Canarias y Baleares

Canarias y Baleares ocupan un lugar relevante. En Mallorca una cadena hotelera elabora compost y lo transporta a payeses de proximidad de la asociación APAEMA, socia a su vez de SEAE.

La Isla de la Palma alberga la experiencia de mayor alcance: el Grupo de Acción Rural ADER La Palma junto con la Cooperativa la prosperidad llevan dos años gestionando una planta de las mejor equipadas de esta nueva generación de compostajes descentralizados y vinculados al sector agrario.

En esta planta se están compostando cerca de 1.000 toneladas de residuos anuales de plataneras y de piñas de plátano de destrío de las centrales de manipulación y empaquetado.

La Agenda del compostaje es intensa. Los días 18 y 19 de octubre se celebró entre las localidades madrileñas de Rivas Vaciamadrid y El Boalo el XII encuentro de compostaenred.org; y el día 29 de noviembre el Grupo Suprautonómico de Agrocompostaje celebrará un segundo encuentro en Salinas (Alicante), en el que se espera convocar a todas estas experiencias que se están multiplicando por toda la geografía: desde Canarias hasta Euskadi pasando por Valencia y Galicia.

El informe presentado por este Grupo Operativo que lidera SEAE tiene algunas conclusiones palmarias: si solo el 10% de los residuos orgánicos que en toda España van actualmente a vertederos y otros sistemas de tratamiento centralizados se destinarán a agrocompostaje, podríamos beneficiar con una renta por servicio de cerca de 15.000 € al año a unos 1.000 agricultores. Tengamos en cuenta que los perceptores de la PAC son 25.000 y que reciben en su mayoría una renta de apenas 400 € anuales.

Fuente: EL PAÍS / FRANCO LLOBERA SERRA,

Artículos de referencia: https://elpais.com/elpais/2018/11/19/alterconsumismo/1542621533_423362.html,



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