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Los incendios forestales, cuya frecuencia se está incrementando progresivamente en todo el mundo, no sólo destruyen el paisaje y provocan graves problemas de salud al dañar la calidad del aire, sino que, según apunta una nueva investigación, podrían tener un impacto mayor del que se pensaba en el calentamiento del planeta.

Un estudio dirigido por científicos chinos y publicado en la revista One Earth ha medido el impacto que las partículas generadas en los incendios tienen en el océano Ártico, un entorno que se está calentando rápidamente y que, además, ejerce una importante influencia sobre el clima del conjunto del planeta.

El resultado de la investigación describe un círculo vicioso: el incremento de los incendios descontrolados, que marcaron un máximo histórico global en 2021, conduce a un mayor calentamiento del polo, el cual, a su vez, provoca mayores cambios en el clima terrestre y más eventos extremos. El rompehielos chino ‘Xue Long’ realizó una expedición al océano Ártico en 2017 para estudiar los aerosoles que flotan en su atmósfera, aparentemente impoluta, e identificar su procedencia.

Su principal objetivo era indagar en las partículas de carbono marrón, que se producen a partir de la combustión incompleta de vegetación, madera y otras materias biológicas, mientras que el más denso carbono negro, cuyo impacto en el cambio climático es ya conocido, se genera sobre todo por la combustión incompleta de combustibles fósiles a altas temperaturas.

Incendios forestales

Investigaciones anteriores venían concediendo cada vez un mayor peso a los efectos del carbono marrón sobre el cambio climático. Por eso, los científicos a bordo del rompehielos se propusieron medir hasta qué punto los aerosoles generados en los incendios forestales están contribuyendo al calentamiento de la región polar, cuyas temperaturas se están incrementando a un ritmo tres veces mayor que el del resto del globo.

Su conclusión, en línea con lo apuntado en estudios previos, es que los modelos climáticos están infravalorando el impacto del carbono marrón. Y, con él, el de los incendios forestales, ya que la quema de biomasa es responsable del 60% del efecto de calentamiento atribuible al carbono marrón. Un calentamiento que, de nuevo, «conduce a mayores fuegos descontrolados que refuerzan el calentamiento del Ártico», en una especie de economía circular del desastre.

«Como sabemos, el carbono negro es el agente de calentamiento global más importante tras el dióxido de carbono. Antes de alcanzar nuestras conclusiones finales, esperábamos que los aerosoles de carbono marrón en el Ártico contribuyeran al calentamiento ártico, pero no estábamos seguros de hasta qué punto», explica a EL MUNDO Pingqing Fu, catedrático de Química y Geoquímica Atmosférica en la Universidad de Tianjin (China) y uno de los autores del estudio.

«Para nuestra sorpresa, los análisis observacionales y simulaciones numéricas muestran que el efecto de los aerosoles de carbono marrón en el calentamiento del Ártico es de hasta un 30% del efecto del carbono negro», continúa el investigador. «Nuestros resultados sugieren que el carbono marrón es también un importante agente del calentamiento en el Ártico».

Un resultado sorprendente

«Además, está comúnmente considerado que el Ártico está muy influido por las emisiones procedentes de la quema de combustibles fósiles en el hemisferio norte, pero nuestro estudio ha descubierto que la quema de biomasa contribuye el doble al efecto del carbono marrón en el calentamiento que la quema de combustibles fósiles. Es también un resultado sorprendente, que implica lo importante que es controlar los incendios forestales», advierte el catedrático.

«El continuo calentamiento global conduce al calentamiento del Ártico. A su vez, el calentamiento del Ártica y la pérdida de hielo en el polo que lo acompaña pueden modular la propagación hacia arriba de ondas planetarias, que conducen a la anomalía del vórtice polar y la Oscilación Ártica, a través de la cual el clima global puede verse afectado y es probable que incrementen los eventos meteorológicos extremos en las latitudes medias del hemisferio norte», razona Pingqing Fu.

«Por tanto, debería prestarse más atención al control de la quema de vegetación causada por errores humanos en las latitudes medias y altas del hemisferio norte», concluye.

Fuente: ÁNGEL DÍAZ / EL MUNDO

Artículo de referencia: https://www.elmundo.es/ciencia-y-salud/medio-ambiente/2022/03/22/62348bcde4d4d84a258b45d8.html



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