Todos los factores que intervienen en la prevención del ensuciamiento de la ciudad intentan conseguir hábitos de conducta positivos en sus habitantes y dotar a las poblaciones de elementos físicos que faciliten estas actitudes. Sin embargo, un cierto nivel de ensuciamiento en los núcleos urbanos es inevitable y, por lo tanto, los responsables municipales deben implementar servicios de limpieza viaria destinados a contrarrestar sus efectos.

Independientemente de la extensión territorial o del número de habitantes de una ciudad, son múltiples y variados los factores que intervienen en la planificación de los servicios de limpieza viaria: la estructura urbanística de los diferentes barrios, la densidad de población, el tipo de pavimento que cubre calles y plazas, las actividades comerciales, industriales, residenciales y de ocio, etc. Una vez analizados y valorados convenientemente estos condicionantes, puede determinarse el nivel teórico de ensuciamiento de un núcleo urbano. Es evidente que ese nivel de ensuciamiento es diferente para cada barrio de la ciudad, para cada calle de un mismo barrio, e incluso para cada tramo de calle en algunos casos. De este nivel de ensuciamiento se deducirán las necesidades de limpieza que demanda cada una de las calles, avenidas o plazas de la población. La velocidad de ensuciamiento de las vías públicas va incrementándose desde la de las calles en las que sólo existan viviendas unifamiliares hasta aquellas en que las viviendas sean de varias alturas y coexistan con comercios, escuelas, bares, cines, venta ambulante o cualquier otro tipo de actividad ciudadana.

Se hace necesario establecer una clasificación de las vías públicas sencilla, manejable y operativa, que permita establecer los niveles de atención de limpieza más aconsejables en cada caso. Las calles de una ciudad se deben clasificar entre cuatro y ocho niveles.

La efectividad de estos servicios se basa precisamente en un cumplimiento rutinario del trabajo día a día, en respetar fielmente y con la suficiente calidad las programaciones establecidas y en disponer siempre de los medios humanos y materiales asignados a los diferentes tratamientos. Sólo las situaciones singulares como la caída de hoja en otoño, los eventos en la vía pública que conlleven grandes aglomeraciones o cualquier otra circunstancia no habitual que se traduzca en un incremento de residuos, se deben atender usando medios especiales procedentes de servicios específicos para estos fines, ya sean brigadas de intervención rápida u otros apoyos para restablecer los niveles de limpieza acostumbrados.

Actualmente se dispone de un buen número de tratamientos diferentes para la limpieza de las vías públicas de una ciudad. Los avances tecnológicos han permitido la creación de nuevos métodos basados en la mecanización de ciertas tareas que complementan o sustituyen a los tradicionales tratamientos exclusivamente manuales.

Los tratamientos básicos de limpieza se pueden dividir en dos grandes bloques: barridos y baldeos. El barrido se basa en el arrastre en seco de los residuos acumulados en la vía pública para su posterior retirada, mientras que en el baldeo ese arrastre se produce por la fuerza y el caudal del agua y parte de ellos no son retirados, sino evacuados por la red del alcantarillado. Otros tratamientos auxiliares, como el lavado de papeleras y la limpieza de mobiliario urbano, fachadas y solares, complementan el conjunto de estos servicios, donde el barrido sigue siendo el componente básico y fundamental.

Ninguno de los dos servicios se muestra suficiente por sí solo para lograr grados de limpieza óptimos. Los tratamientos de limpieza deben combinarse y complementarse con agilidad y flexibilidad para conseguir que esa conjunción de tratamientos sea lo más efectiva posible.

En un casco histórico donde la actividad comercial sea alta, se debe programar un servicio de baldeo manual nocturno con frecuencia de siete días por semana para que no afecte ni a los visitantes ni a los negocios y permita tener la zona perfectamente limpia al inicio del día. Un servicio de barrido manual de mantenimiento en turno de tarde palía los efectos de la suciedad producida por el movimiento peatonal de la mañana y cuida del vaciado de las papeleras para poder abordar el anochecer con una calidad de limpieza digna.

En una zona de viviendas de alta densidad y con una concentración media-baja de actividad comercial, en la que se programa un servicio de barrido manual con brigada en horario de mañana y con frecuencia de tres días alternados en la semana, es útil combinar el baldeo mixto con agua a media presión también en horario de mañana con frecuencia de dos días a la semana.

Las combinaciones entre los diferentes tratamientos manuales son múltiples y además pueden compaginarse con los servicios mecanizados de barrido o baldeo, con lo que el número posible de antes se incrementa, teniendo los gestores de estos servicios un amplio abanico de posibilidades y costos, para abordar la planificación de los servicios de limpieza viaria.

Por otro lado, a todos estos tratamientos básicos se les debe superponer una serie de servicios complementarios que aportan gran complejidad a la planificación global del servicio de limpieza. En dicha planificación se debe buscar, ante todo, el equilibrio sectorial, adecuando la combinación de tratamientos a las necesidades reales de cada zona de la ciudad.



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