La Ley 20/1986 de 14 de mayo define como residuo tóxico y peligroso a «los materiales sólidos, pastosos, líquidos así como gaseosos contenidos en recipientes que, siendo resultado de un proceso de producción, transformación, utilización o consumo, su productor destine al abandono, y que contengan en su composición alguna de las sustancias que figuran en el anexo de la presente Ley, en cantidades o concentraciones que representen un riesgo para la salud humana, recursos naturales y medio ambiente».

Las actividades industriales generan la mayoría de los residuos tóxicos y peligrosos, pero una pequeña parte de ellos se desechan en los hogares. El problema de estos residuos radica en sus riesgos contaminantes y en el elevado número de productos a tener en cuenta, pues de los más de cuatro millones de compuestos químicos diferentes una parte considerable está catalogado como residuo tóxico o peligroso.

No hay datos exactos acerca de la procedencia de estos residuos, pero extrapolando estadísticas parciales, la distribución de pesos puede ser similar a:

De los pocos datos conocidos sobre este tema se sabe que:

  • Entre el 4 y el 8% de la totalidad de los residuos tóxicos y peligrosos acaban incorporados a los residuos sólidos urbanos.
  • Entre 0,1 y 0,3% de los residuos sólidos son residuos tóxicos y peligrosos. Curiosamente, algunos de estos productos entran en los hogares precisamente por sus características de toxicidad hacia insectos y parásitos como insecticidas y plaguicidas, quedando luego sus restos como un riesgo de agresión hacia las personas.

Existe un sinfín de productos que constituyen los residuos tóxicos del hogar, y todos ellos presentan unas condiciones muy negativas para la organización racional de su recogida: son diferentes y se presentan en poca cantidad. Estas pequeñas cantidades afectan a la gestión de los residuos urbanos, propiciando contaminaciones innecesarias e indeseadas tanto en los terrenos de las instalaciones de vertido, en los gases de combustión de las instalaciones de incineración o en los productos recuperados de los residuos, especialmente en el compost o fertilizante orgánico.

Para separar estos conflictivos productos de los residuos sólidos urbanos, y dadas las dificultades para poder organizar una recogida generalizada, es necesaria la colaboración del ciudadano, con la que pueden diseñarse sistemas basados en:

  • La devolución de los productos a los lugares de compra.
  • Las desecharías fijas.
  • Las desecharías móviles.

La devolución de las pilas de botón a los establecimientos vendedores es uno de los métodos más efectivos para recuperar estos residuos, una de las fracciones importantes de los residuos domésticos tóxicos y peligrosos.

Las desecherías fijas y móviles son un buen punto para fomentar el depósito voluntario de varios de estos materiales: aceite de freidora, aceite de automoción, anticongelante, productos químicos, disolventes, pinturas, pesticidas, herbicidas e insecticidas, aerosoles y fármacos caducados.

En estos casos es recomendable usar contenedores especiales para residuos peligrosos que aseguren el transporte sin riesgos de vertido incluso en caso de accidente. La gestión de estos delicados residuos como fracción componente de los residuos sólidos urbanos está aún en un estado muy incipiente en España debido al escaso desarrollo del marco normativo y a la falta de programas e iniciativas de recogida y diferenciación, debidos en parte a no existir aún una clara cultura ciudadana sobre estos productos salvo contados casos como los medicamentos inutilizados o caducados.

Según datos estadísticos, entre un 18 y un 28% de los productos farmacéuticos almacenados en los hogares no se usan nunca. En España se están llevando a cabo varias experiencias de entrega de estos productos en colaboración con las farmacias y, normalmente, dentro de programas temporales organizados por los propios farmacéuticos. Esta es una vía razonable para concentrar estos residuos, indispensable para poder agrupar fracciones homogéneas de productos.

El sector farmacéutico tiene los conocimientos precisos para poder recuperar o reutilizar estos fármacos. Aproximadamente el 50% de los medicamentos recogidos son reutilizables, y una buena parte del resto puede utilizarse en acciones humanitarias. Existen contenedores específicos para estas aplicaciones.

La concentración de cualquiera de estos residuos tóxicos y peligrosos es la única solución para poder efectuar su recogida de forma lógica y racional, ya sea para su valorización y reutilización como para poder someterlos al proceso de eliminación más apropiado.



0 0 votes
Valoración
Suscribir
Notificar de
guest

0 Comentarios
Inline Feedbacks
View all comments