Es necesario disponer de rampas de acceso bien situadas para que las barredoras de aceras consigan rendimientos máximos.

Los rendimientos de estos tratamientos dependen de un buen número de variables que hay que valorar convenientemente:

  • Tipo de pavimento de la calzada.
  • Grado de suciedad habitual.
  • Incumplimiento de las normas de estacionamiento.
  • Duración de la jornada laboral.
  • Tipo de barredora empleado.
  • Tiempos de acercamiento y de desplazamiento interno en los sectores.
  • Ubicación de los puntos de descarga.
  • Ubicación de las tomas de agua. Estas características dan la dimensión de cada sector de forma individualizada, debiéndose mover los rendimientos en las magnitudes descritas en la tabla.

Para que estos valores de rendimiento se consigan manteniendo las adecuadas condiciones de calidad y seguridad, es preciso que los tiempos empleados en las labores auxiliares de la operación, acercamiento y salida desde el parque de rnaquinaria a los sectores, y los precisos para recargar agua y depositar los residuos recolectados en los puntos de vertido, estén dentro de límites razonables.

En los tratamientos de barrido mecánico de aceras, la diversidad de los valores tiene una mayor dispersión, pues dependen de un mayor número de parámetros a considerar y que en algunos casos afectan fundamentalmente a las ratios de producción. Estos parámetros son los siguientes:

  • Tipo de pavimento de la acera.
  • Anchura del acerado.
  • Grado de suciedad habitual.
  • Disponibilidad de rampas de acceso.
  • Obstáculos en la acera.
  • Duración de la jornada laboral.
  • Tipo de barredora empleada.
  • Tiempos de acercamiento y de desplazamiento interno en los sectores.
  • Ubicación de los puntos de descarga.
  • Ubicación de las tomas de agua.

Estas características marcan la dimensión individual de cada sector. Los rendimientos deben moverse en las siguientes magnitudes, cuantificadas en metros cuadrados de acerado.

Las cargas de agua en las bocas de riego de la ciudad se estiman en tres por jornada a 10 minutos por carga, y la descarga de los residuos en puntos estratégicamente situados, en un tiempo medio de 15 minutos por descarga Una barredora es capaz de recoger, en una jornada laboral, residuos que obligan a vaciar dos o tres veces su tolva. Además, hay que tener en cuenta las unidades de porte pequeño y los equipos autoportantes tienen muy baja velocidad de avance, razones estas que obligan a buscar puntos de vertido muy cercanos al sector de tratamiento para reducir los tiempos muertos de desplazamiento desde el sector de operación.

La mayoría de las barredoras autoportantes y equipos compactos están diseñados para vías urbanas de firme uniforme; por ello, los elementos de suspensión no están muy reforzados. Esta característica hace muy desaconsejable que circulen por caminos deteriorados, calles periféricas y firmes en mal estado, limitan en ocasiones, su acceso a plantas de tratamiento o instalaciones similares. Otro punto clave en el establecimiento del sistema de vertido de residuos es la altura de descarga de los equipos de barrido. Para solventar este problema se cuenta con tres posibles soluciones.

La primera consiste en distribuir estratégicamente por la ciudad contenedores metálicos con capacidad entre 6 y 12 metros cúbicos para que las barredoras puedan descargar en ellos. Estos contenedores no deben estar en la vía pública al alcance de cualquiera, sino que deben ser solo accesibles al personal del servicio.

Ubicaciones idóneas son los propios centros de trabajo, los centro recogidas voluntarias, desecherías o puntos limpios, aparcamientos al aire libre y, en definitiva, todos aquellos lugares que puedan cumplir esta función. Los contenedores, una vez llenos, serán transportados a los centros de tratamiento de residuos que utilice la ciudad en vehículos con sistema de autocarga.

La segunda solución, aplicable fundamentalmente en barredoras ligeras, es realizar el vertido sobre los propios contenedores de residuos urbanos o sobre tenedores de este tipo colocados en sitios reservados y sólo para este fin. El sistema permite la recolección mecanizada de los residuos viarios dentro de los recorridos de recogida de residuos urbanos, o en recorridos específicos para los residuos viarios si se estima más conveniente evitar la mezcla de ambos tipos por cuestiones de tratamiento o recuperación.

La tercera, sólo aplicable si se dispone de un número considerable de barredoras en servicio, es destinar un recolectar de residuos que vaya visitando a lo largo de la jornada las diversas barredoras en su propio sector, recogiendo los residuos de manera programada y evitando el desplazamiento de ellas fuera de su sector. El vehículo recolector, una vez lleno, será el que deba llevar los residuos al punto de tratamiento.

Las barredoras de aspiración sobre camión descargan por sistema basculante y a una altura de 90 centímetros del suelo, razón por la que no pueden hacerlo sobre contenedores. Este inconveniente está compensado en cambio por su gran capacidad de carga y su velocidad de desplazamiento, que les permite dirigirse directamente a la planta de transferencia de la población o al centro de tratamiento de residuos.

Los elementos de señalización de seguridad de las máquinas alertan a peatones y vehículos

Como se ha visto, existen varias formas de planificar la recogida de residuos; pero es fundamental que previamente a la adquisición de los equipos se estudien detenidamente las ventajas e inconvenientes en razón de:

  • Posibilidades de ubicación de los puntos o contenedores de transferencia.
  • Posibilidades reales de descarga de las barredoras.
  • Equilibrio entre distancias a zonas de vertido y velocidades.
  • Características técnicas de los equipos.

El riesgo de accidentes entre los operarlos del barrido mecánico es bajo, pero es preciso adoptar unas mínimas normas de seguridad que eviten los posibles daños personales a ciudadanos o al equipo.

La atención al tráfico debe ser extremadamente cuidadosa, sobre todo teniendo en cuenta que la velocidad de avance de las máquinas es menor que la general del tráfico y que el barrido de áreas peatonales se hace entre el tránsito de ciudadanos. Hay que evitar, pues, cualquier motivo de distracción, por lo es preferible que las cabinas no dispongan de autorradio.

El vestuario de los conductores debe estar confeccionado con tejidos de mucha visibilidad y con bandas reflectantes en caso de que el servicio se preste en nada nocturna. El calzado debe ser fuerte y cómodo. Para la operación de vaciado de los residuos es conveniente que los conductores dispongan de guantes de protección. Igualmente, los cascos de protección acústica están muy indicados, pues el nivel sonoro de estos equipos, aun estando dentro de los límites legalmente aceptados, es alto.

Por los conceptos de tráfico antes comentados, estos equipos deben ser muy visibles para que su presencia sea detectada a cierta distancia y alerte a conductores y peatones. Una pintura clara y bandas reflectantes o llamativas de atención en colores rojo y blanco, destacadas sobre su parte frontal y trasera, son medidas prudentes y adecuadas. Es imprescindible que las barredoras dispongan de giro faro con luz, naranja en el lugar más visible del techo; las barredoras grandes deben llevar dos, uno sobre la cabina y otro en la parte posterior. Durante el desarrollo de su trabajo, además de llevar accionados los giro faros, también es conveniente que lleven en funcionamiento los intermitentes de emergencia. Un accesorio sencillo y práctico es el avisador acústico, sincronizado con la marcha atrás, que alerta de esta operación a las personas que puedan estar cercanas a la máquina. Este mismo elemento puede ser útil en el barrido de aceras y a lo largo del avance de la máquina, ya que los ciudadanos que salen de sus viviendas no esperan encontrar sobre la acera ninguna máquina avanzando.


Redacción Ambientum


 



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