El equilibrio de nuestro ecosistema precisa atención especial a todas las actividades para conseguir que las posibles contaminaciones sean paliadas por sistemas artificiales como instalaciones de depuración, tratamiento de residuos, etc. y por el propio poder autodepurador del ecosistema.

Los espacios naturales protegidos y los no protegidos son áreas donde es mucho más segura y controlada la reproducción y la contaminación. Los elementos de protección de la biodiversidad, clave para nuestra supervivencia, son piezas costosas pero imprescindibles.

Los bosques, las tierras forestales y las praderas siguen sufriendo degradación o destrucciones, las tierras marginales se desertifican, y los ecosistemas naturales se ven fragmentados, lo que agrava la amenaza contra la diversidad biológica. Hay nuevas pruebas de que el cambio climático puede agravar aún más la erosión del suelo en muchas regiones en los próximos decenios, con la consiguiente amenaza para la producción alimentarla.

La deforestación sigue manifestándose a niveles graves en los países en desarrollo, provocada principalmente por la demanda de productos de la madera y por la necesidad de tierra para fines agrícolas y de otra índole. Entre 1990 y 1995 se perdieron unos 65 millones de hectáreas de bosques, de un total de 3.500 millones de hectáreas. Un incremento de nueve millones de hectáreas en el mundo desarrollado apenas sirve para compensar esa pérdida.

La calidad de los bosques que quedan se ve amenazada por una gama de presiones entre las cuales figura la acidificación, la recogida de madera para utilizarla como combustible y la extracción de agua, y los incendios. Un hábitat reducido o degradado es una amenaza para la diversidad biológica a nivel de los genes, las especies y los ecosistemas, y obstaculiza la prestación de servicios y el suministro de productos esenciales.

La amplia difusión del empleo de especies exóticas es otra causa principal de la pérdida de diversidad biológica. La mayor parte de las especies amenazadas son de base terrestre, y más de la mitad viven en bosques. El hábitat marino y de las aguas dulces, especialmente los arrecifes de coral, son también vulnerabilísimos.

En esta sección de AMBIENTUM temas se analiza con detalle este problema y sus posibles soluciones. Algunos ya están a su disposición y se irán completando y ampliando en los próximos meses.



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