Tal y como aseguran los expertos, el mundo se está convirtiendo en una inmensa despensa, de utilidad bastante dudosa. No nos damos cuenta, pero el volumen de energía que consumimos diariamente para realizar las tareas más cotidianas y rutinarias es inmenso. Esta actitud choca frontalmente con una realidad: los recursos energéticos se agotan y el sostenimiento de la vida que llevamos actualmente no tardará en verse dañado.

Es por ello que gobiernos y administraciones empiezan a ver la importancia de cubrir las necesidades energéticas con otros recursos diferentes a los fósiles y hacer un uso extensivo de las energías alternativas: solar, eólica, geotérmica, hidráulica y biomasa. Todos los agentes sociales, tecnológicos e industriales han reconocido la importancia de hacer fuerte un desarrollo mundial equilibrado y sostenible y para ello necesitan desarrollar el uso de las energías renovables.

Las ventajas del uso de las energías renovables son enormes: permiten reducir la dependencia de los países respecto de las importaciones de energía y asegurar así el abastecimiento contribuyen a mejorar la competitividad global de la industria europea tienen efectos positivos sobre el desarrollo regional y el empleo y son conformes con la estrategia global europea de desarrollo sostenido.

A pesar de todos estos beneficios, el uso de las fuentes de energía renovables debe hacer frente a numerosos obstáculos: elevados costes de inversión y plazos de amortización muy largos actitud de resistencia general a acabar con el uso generalizado de las energías tradicionales problemas técnicos y económicos de conexión a la red centralizada de electricidad problemas relacionados con las fluctuaciones estacionales de determinadas fuentes de energía como la eólica y solar.

Las tecnologías de las energías renovables contribuyen decisivamente a la sostenibilidad Se garantiza un sistema energético eficiente, respetuoso con el medio ambiente y con un alto grado de aprovechamiento de los recursos disponibles a nuestro alcance. En la actualidad, está aumentando la inversión en las tecnologías alternativas: la energía eólica, es ya una industria que mueve 3.000 millones de dólares y empieza a mostrar sus posibilidades de convertirse en la piedra angular de una nueva economía solar que podría sustituir a los combustibles fósiles. Como muestra, un botón: en los EEUU, la energía eólica se ha esparcido desde California, donde llegó por primera vez y en donde ya hay unos cuantos parques eólicos importantes; China ha abierto su primer parque eólico en Mongolia. Mientras tanto, en Japón y Europa está ganando terreno el uso de células solares, especialmente en los tejados de las casas, para generar electricidad.

Progreso y respeto por el medio ambiente deben necesariamente ir unidos. Es por eso que las energías renovables juegan un importante papel, ya que permiten combinar el respeto por el entorno natural y las ventajas del desarrollo. Además, son un tipo de tecnología en el que Europa es líder indiscutible y en donde empresas españolas del sector son altamente competitivas.

En España, el crecimiento económico y la acelerada industrialización de los últimos años han aumentado la demanda de energía en el país hasta en un 75% más respecto a 1970. Además, la demanda energética se espera que aumente en un 60% con las importaciones de gas natural.

El petróleo juega un papel muy importante en la industria energética española aunque las reservas y la producción de esta fuente energética son muy escasas. En la década de los 70, el petróleo significaba un 73% del consumo de energía primaria en el país. En la actualidad, ese porcentaje ha caído por debajo del 60% y se espera que caiga más, tan pronto como el gas natural vaya adquiriendo importancia. En 1998, España consumió unos 1,4 millones de barriles de petróleo al día.

Las previsiones apuntan a que el gas natural aumentará su presencia en el consumo de energía total en los próximos años. Su consumo aumentó del 2% en 1970 hasta más del 10% en 1998 y se espera un mayor crecimiento en breve. En la actualidad, España compra gas natural de compañías de producción extranjera, ya que las reservas de gas son bastante limitadas.

El carbón es una fuente de energía muy importante en la Península Ibérica, a pesar de que en los últimos años la producción ha caído en picado y se espera que continúe bajando hasta adecuarse a los requerimientos medioambientales impuestos por la Unión Europea. En la actualidad, el 95% de la producción de carbón se utiliza para producir electricidad.

Según el Instituto Español para la Diversificación y Conservación de la Energía (IDAE), España es el quinto productor de energía renovable en la Unión Europea. La capacidad de generación eólica ha crecido hasta los 930 MW, lo que la convierte en el cuarto país productor del mundo, detrás de Alemania, los Estados Unidos y Dinamarca.

Actualmente, el mundo parece haberse dado cuenta de que la energía es un componente esencial del desarrollo sostenido y del progreso económico y social. Es por eso que las energías renovables generan mucha confianza en poder conseguir un futuro relativamente próspero



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